“Toda mi vida fui gorda pero siempre fui linda”, confesaba a Efe en los camerinos de una popular discoteca de Asunción Montserrat Monges, profesora de música y estudiante de Psicología de 24 años, tras recibir el galardón de Miss Gordita 2014.
Desde el escenario, con tacones de vértigo y un vestido de gala rojo y amplio escote, Monges dedicó su minuto de fama a las personas que la discriminaban en el colegio extendiendo al público un estupendo dedo corazón con elaborada manicura.
“Es la primera vez que participo, no me faltó coraje ni actitud y aquí estoy para demostrarle a las mujeres que hay que quererse aunque tengan sobrepeso”, manifestó la flamante Miss.
Quince concursantes desfilaron por el escenario entre luces de neón y música hardcore en dos modalidades, pasada casual y de noche, ante un público formado por un centenar de familiares y amigos.
El desfile estuvo precedido del “Show de las Gorditas Sexys”, una actuación de baile la Miss 2013, Diana Chamorro, y bailarines y bailarinas con y sin sobrepeso.
“Nos es fácil celebrar Miss Gordita. Paraguay es contradictorio, hay muchos hombres y mujeres con obesidad y sobrepeso, pero se discrimina”, dijo a Efe Michael Beras, productor brasileño radicado hace 23 años en Paraguay y organizador del evento.
Y es que el 57,6 % de la población de Paraguay sufre de sobrepeso u obesidad, según dijo en mayo el Ministerio de Salud. El 22,8 % de la población paraguaya, aproximadamente 6,5 millones de habitantes, es “netamente obesa”, según la primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo.
Para Chamorro, de 25 años, estudiante de Medicina de último curso, llevar el título de Miss Gordita 2013 le trajo “cosas dolorosas y muchas alegrías”. Y aseguró sentirse aliviada por dejar el cargo que compaginaba con sus estudios de Medicina y las prácticas en el hospital.
“Dolorosas porque sufrimos mucha discriminación cuando íbamos a actuar a los lugares, nos cerraban las puertas y fuimos teniendo paciencia, limando asperezas y fuimos llegando a nuestro objetivo que es mostrar a las mujeres que para la belleza no tiene que haber medidas sino talento”, añadió.
“En las actuaciones había gente que se burlaba y otra que se sorprendía, pero siempre es más grande la sorpresa que la burla y la gente termina aceptando y alentando, dándonos más fuerza”, sentenció la exmiss.
Ese proceso se repitió en la gala de 2014, el poco público ajeno a la familia y las amistades cercanas que presenció el evento, lo hizo al inicio entre burlas, que se convirtieron en gestos de sincera sorpresa y curiosidad, según se sucedían las participantes demostrando su comodidad, elegancia y tino sobre el escenario.
“Estoy un poco confuso, creo que fue un poco contradictorio, queriendo mostrar el concepto de que la mujer gorda se sienta bien fue un poco oscuro el que hubiera chicas rubias y muy flacas de la farándula como jurado. Qué sé yo, esto es Paraguay”, comentó a Efe Mauricio, un argentino residente en Asunción tras presenciar el evento junto a algunos amigos.
En el tercer año de esta fiesta, la mayoría de las concursantes eran de Asunción, capital del país, o las ciudades aledañas. Pero el concurso a nivel nacional atrajo a algunas desde ciudades lejanas como Pedro Juan Caballero, ciudad fronteriza con Brasil, donde hasta el intendente apoyó a su candidata en un comunicado público.
“Yo me siento bien como soy, mi familia me acepta, mi esposo me acepta. Yo no quiero volver a esa vida de antes siempre a dieta, prefiero sentirme bien así, bella, divina, espléndida”, dijo a Efe Marlene Cabrera de 34 años y candidata por Fernando de la Mora.
Michael Beras creó la competición tras publicar en 2011 su libro “El lado mbore del amor”, (El lado imbécil del amor, en idioma guaraní). Una recopilación de unas 1.200 entrevistas donde reflexiona sobre el amor y las relaciones personales desde un punto de vista sociológico.
“Buscamos fomentar la autoestima, luchar contra la discriminación hacia las personas con obesidad”, dijo Beras.
Al finalizar la gala, pasadas las 4 de la madrugada, algunas de las candidatas derrotadas cruzaron la avenida hasta el puesto de hamburguesas de enfrente, donde disfrutaron sin remordimiento alguno de un típico “lomito” paraguayo, un bocadillo de carne de ternera, huevo y ensalada.