Pero el templo no solo tiene historias puertas para afuera. También en su interior algunos mitos están presentes.
Uno de los más difundidos es el de la existencia de túneles secretos que se interconectan entre sí para llevar a distintos edificios de los alrededores.
“Considero que más bien es un mito lo de los túneles que conectan a otros edificios. La realidad es que la Catedral pudo haber tenido lo que muchas iglesias en la época colonial tienen, que son los depósitos para guardar el vino u otros elementos”, describe el padre Hugo Adrián Fernández, historiador de la Diócesis de Asunción.
Dichos depósitos subterráneos estaban ubicados detrás del retablo del altar mayor de la iglesia. Estos lugares probablemente fueron tapiados poco antes del inicio de la Guerra Grande.
La medida, tomada por los López, fue para evitar que los invasores destruyeran todo el lugar, ya que existía la creencia de que en dicho sitio la iglesia escondía tesoros.
La guerra terminó, vinieron otras generaciones y la leyenda del tesoro oculto perduró. Ello atrajo a los buscadores hasta el templo entre las décadas de los 40 y 50 del siglo pasado.
Lo que realmente ocurrió fue lo de las búsquedas infructuosas que dejaron daños importantes al histórico edificio. “En los años 50, tenía un daño muy severo a causa de los buscadores de tesoro. Es allí en que se trabajó por la restauración y en la década de los 70 se pudo hacer completamente”, cuenta el historiador de la diócesis.
Hace unos meses, ÚH había publicado una entrevista sobre un plan de mantenimiento preventivo diseñado para la Catedral Metropolitana.
Dicho plan está ahora en su etapa ejecutiva, el cual contempla los planos, las planillas y presupuestos para realizar el llamado a la licitación para los trabajos. Las labores apuntarán al techo, reubicación de sanitarios e intervención de una de las torres del campanario.
RELATOS. No solamente los rumores de túneles están presentes en los recovecos del templo asunceno. También existen relatos de personas que han tenido experiencias paranormales. “Por ejemplo, de voces que se escuchan, personas que rezan cuando nadie está, puertas que se cierran y abren sin que haya circulación de aire. Dicen que vieron personas en los campanarios cuando el acceso hasta ahí hace años está restringido”, cuenta el padre Hugo y confiesa que él no ha tenido una experiencia como esas en el sitio.
RELIQUIAS. La Catedral Metropolitana de Asunción es uno de los edificios más emblemáticos de la historia del país y un representante de la arquitectura paraguaya, describe el sacerdote. También es la primera iglesia que tuvo el Paraguay y el Río de la Plata
Su ubicación física actual es la quinta. La primera fue donde Juan de Salazar construyó el fuerte de Nuestra Señora de la Asunción en 1537.
Incendios, raudales, desmoronamientos, obligaron a cambiarla de lugar por lo menos cuatro veces. La penúltima fue en la actual sede de la Universidad Católica de Asunción.
Durante el gobierno de Carlos Antonio López es elegido el sitio donde está ahora. “Ese es el quinto asentamiento de la Catedral de Asunción y en modificaciones y reconstrucciones esta es la catedral número siete que tenemos”, cuenta el padre Hugo. El edificio está dividido en tres naves interiores; una galería lateral o corredor jere que forma parte de las características construcciones del siglo XIX, además de las torres de los campanarios.
La explanada del acceso está formada por piedras areniscas traídas de Itacurubí. Algunas de ellas también son lápidas que estuvieron en la antigua catedral.
“Pero si uno las observa bien, puede encontrar todavía algunas palabras escritas o nombres escritos de las antiguas lápidas”, dice el cura.
Las puertas fueron fabricadas por los carpinteros que instalaron su taller frente al templo en construcción entre 1842 y 1845. La Catedral de Asunción fue el primer edificio paraguayo construido totalmente de ladrillo cocido.
Dentro del templo, una pila bautismal es una de las reliquias históricas. El objeto hecho de mármol tiene una antigüedad mayor al Paraguay independiente.
En los laterales están los retablos de estilo barroco con láminas de oro y con algunos santos, que fueron traídos del antiguo Colegio de los Jesuitas y que eran utilizados para la celebración de la misa.
Frente al altar está una de las piezas patrimoniales artísticas más importantes del Río de la Plata: el pequeño retablo completamente de plata colonial, hecho por el orfebre indígena Matías Mirí, a mediados de 1700. Cuenta con ornamentación de flores y hojas de la botánica nacional.
SEPULTURAS. Según las normas canónicas de la Iglesia, el obispo titular del lugar y los obispos eméritos de los lugares deben ser enterrados en la Catedral donde presidieron su misa por última vez.
Por eso, en dicho templo entre los que están sepultados pueden leerse los nombres de Juan Sinforiano Bogarín, Felipe Santiago Benítez, Ismael Rolón, Pastor Cuquejo, entre otras figuras de la Iglesia.
A las 22:00, del 14 de mayo de 1811, las campanas de la Catedral sonaron, anunciando a los organizadores de la independencia que había llegado el momento de la toma del cuartel. Desde ese momento, el templo marcaba una página en su historia como casa de todos los paraguayos.