19 feb. 2025

Mitos y verdades sobre el algodón transgénico al margen de ideologías

El decreto de Federico Franco para liberar la importación de las semillas transgénicas de algodón Bt RR volvió a encender la mecha en las discusiones sobre el uso de la biotecnología en Paraguay.

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El debate sobre el uso de las semillas transgénicas en los campos paraguayos se reavivó en la semana tras el anuncio de liberación por decreto presidencial del algodón genéticamente modificado Bt RR (resistente a plagas). Sin embargo, como históricamente se dio, el debate principal hoy se desarrolla en el campo ideológico, dejando de lado los argumentos científicos.

Esta discusión ideológica, que se acrecentó durante el gobierno de Fernando Lugo, enfrenta a grandes productores y empresas dueñas de la tecnología, por un lado, y a ambientalistas, organizaciones sociales y campesinas, por el otro, por lo que el decreto de Franco fue interpretado como un desafío directo a los sectores de izquierda.

Lo cierto y concreto es que la población paraguaya, que finalmente es la que termina consumiendo los alimentos con o sin modificación genética, conoce muy poco sobre las bondades y amenazas que contiene el aceite (de soja o maíz) de cocina que llega a sus casas, por citar un solo ejemplo, y menos lo que significará que por primera vez se cultive algodón transgénico en el país.

Revisando los registros de los respectivos ministerios de Agricultura de los países del Mercosur, encontramos que en Paraguay la ola de los transgénicos recién comienza, cuando los vecinos, y sea dicho de paso competidores en el mercado internacional de granos, están muy avanzados. Ni hablar de países como Estados Unidos (principal productor mundial de granos), donde los transgénicos acaparan la producción. Es decir, Paraguay es el país más atrasado en esta tecnología de la región, a pesar de que hoy los gobiernos de Brasil, Argentina y Uruguay están más inclinados hacia la izquierda.

Brasil tiene 32 eventos transgénicos habilitados, Argentina realizó la liberación comercial número 27 en la semana pasada y Uruguay se mantiene con 7 materiales liberados, mientras Paraguay apenas posee 2 eventos liberados -más el algodón habilitado por vía de excepción- (ver infografía).

Los gobiernos citados han reconocido que las semillas modificadas incrementan los niveles de productividad en el campo, lo cual finalmente aumenta las exportaciones y los efectos indirectos que tiene el agro sobre la economía.

PRODUCTIVIDAD. Volviendo al caso puntual del algodón, la empresa obtentora de la licencia, Monsanto, asegura que su semilla tiene un potencial de 4 toneladas por hectárea de rinde. En la zafra pasada, usando el algodón convencional (que hoy ya no existe en la región), los productores paraguayos obtuvieron un rendimiento promedio de una tonelada por ha.

Los empresarios nucleados en la Cámara Algodonera Paraguaya (Cadelpa) acompañan el uso de esta variedad de algodón, pues tendría mayor disponibilidad de materia prima.

Por otro lado, la Federación Nacional Campesina (FNC) la repudia con el argumento de que “se perdería la soberanía alimentaria”, al depender de Monsanto para el uso de las semillas. De hecho, por ceder la tecnología, la multinacional recibe regalías. En este caso puntual, el Ministerio de Agricultura señala que los campesinos no tienen de qué preocuparse visto que la cartera de Estado es la que negociará el ingreso del algodón mencionado.

De todos modos, la FNC convoca para la semana entrante una manifestación para tratar de frenar la semilla de algodón, foco de la discordia.

A su vez, Senave, que regula las semillas, anunció que las primeras partidas de las semillas desde Argentina empezarán a llegar en los próximos días para su posterior distribución.

¿QUÉ ES UN TRANSGÉNICO?

Un transgénico (organismo genéticamente modificado u OGM) es un organismo vivo creado artificialmente con una técnica que permite insertar a una planta o a un animal genes de virus, bacterias, vegetales, animales e incluso de humanos para hacerlos más resistentes a los agroquímicos o efectos climáticos, lo que finalmente se traduce en mejores niveles de productividad, especialmente en el agro.

La biotecnología avanza a pasos agigantados en un mundo que requiere cada vez más alimentos, como los que el Paraguay produce.