Era la cuarta película de Pixar Studios, después de Toy Story (1995), Bichos (1998) y Toy Story 2 (1999), con las que ya habían enamorado al público infantil –y al que no lo era tanto– cuando surgió la idea de crear una ciudad de monstruos cuya vida depende de su compañía eléctrica, Monsters Inc., y su curioso modo de generar energía: Recolectando gritos de niños asustados.
En realidad, la idea que dio origen al filme se remonta a 1994 cuando, en una comida de trabajo, Pete Docter, Andrew Stanton, Joe Ranfit y John Lasseter hablaron sobre la posibilidad de hacer una cinta sobre los monstruos que salen de los armarios y que todos los niños temen.
La película comienza con la actividad diaria de dos de los trabajadores de la compañía, un monstruo enorme, peludo y adorable de color azul llamado James P. Sullivan (Sulley), y su bromista mejor amigo, Mike Wazowski, un pequeño cíclope verde.
Son dos “asustadores” de la fábrica cuya misión es entrar al mundo humano para asustar a los niños y cosechar sus gritos, a través de puertas que activan portales a los armarios de sus dormitorios.
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El trabajo se considera peligroso, ya que se cree que los niños humanos son tóxicos y, por si fuera poco, la producción de energía está cayendo porque los niños se asustan con menos facilidad.
La situación empeora cuando una noche Sulley descubre que alguien ha dejado una puerta activa. Mientras inspecciona la puerta, una niña de dos años, Boo, se cuela accidentalmente en la fábrica, y después de varios intentos fallidos del asustador para devolverla, Randall, un empleado malvado con forma de camaleón de color morado, se entromete.
Sin embargo, cuando descubren que la niña no es tóxica y que su risa genera diez veces más energía que los gritos, Sulley diseña un plan para resolver la crítica situación energética de Monstruópolis y poder devolver a Boo con su familia.
Según ha explicado el director Pete Docter en el libro El arte de Monsters Inc., con Toy Story y A Bug´s Life contaban con elementos reales sobre los que basar los diseños de las películas, pero Monsters exigía crear a los personajes de cero.
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“Los monstruos, al ser criaturas imaginarias, ofrecían unas posibilidades en cuanto a diseño prácticamente ilimitadas. Durante bastante tiempo, nos costó hacernos una idea de cómo sería su aspecto. En última instancia, nos inspiramos en animales reales y en lo que los niños piensan de los monstruos”, señala Docter.
El diseño de Sulley evolucionó a lo largo de sus dos años de desarrollo y pasó por cerca de treinta figuras tridimensionales distintas; sin embargo, el de Mike básicamente siguió siendo el mismo que el del primer boceto conceptual, es decir, un círculo con un ojo en medio con brazos y piernas.
Boo también experimentó diversos cambios a lo largo de la historia: “Fue una niña consentida, una niña rebelde y un niño de ocho años. Necesitábamos que el personaje resultara lo más tierno y atractivo posible –comenta Docter– y llegamos a la conclusión de que era casi imposible superar a una niña de dos años”.
Una de las grandes innovaciones que aportó Monsters Inc. a la animación fue el extremo detalle con el que se consiguió retratar a Sulley, compuesto por 2.320 pelos que se animaron individualmente cada uno.
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Esta película fue otro éxito de Pixar, que recibió muchos elogios, además de recaudar, según Box Office Mojo, más de USD 562 millones. Fue nominada a los Oscar en las categorías de Mejor Película Animada, Mejor Banda Sonora y Mejor Edición de Sonido. Perdió contra Shrek.
Como consecuencia de su gran acogida, Pixar decidió realizar una precuela Monsters University, que llegó a las salas en 2013, donde se explica cómo se conocieron Mike, Randall y Sulley.
Este año 2021, la empresa de animación ha lanzado una serie Monsters al trabajo (Disney +) que está ambientada seis meses después de los acontecimientos que tienen lugar en la cinta de Pixar de 2001; es decir, ya no se usan los sustos como energía, sino las risas.
Todas las estrellas de la película están de regreso, salvo Boo, y una nueva generación de monstruos tendrá que aprender a hacer reír a los niños, con la ayuda indispensable de los mejores: Mike y Sulley.