Rolando se abastece de un proveedor que se encuentra en la ciudad de Itá, hasta donde va todos los días en busca de sus 20 o 25 litros de mosto para sus fieles clientes.
Hace 15 años inició el negocio vendiendo en la zona de Cuatro Mojones, al poco tiempo decidió ir a la ciudad donde actualmente reside a probar suerte y los resultados fueron tan positivos que hasta hoy sigue vendiendo mosto todos los días.
Sus clientes ya saben que la motocicleta, que también hace de soporte a una conservadora de isopor y una sombrilla de playa, se encuentra desde las 10.00 sobre la calle Sargento Godoy, a dos cuadras de la ruta Mariscal Estigarribia en la ciudad de Capiatá. Allí les estará esperando para hacer una última parada antes de llegar a casa luego de un largo día de trabajo.
Los vasos de 300 ml con mosto bien helado son ofrecidos a G. 2000 y para complementar el negocio también se encuentran a la venta las tortas de miel negra, así como la miel.
Pero, sin duda, el “producto estrella” es el mosto, señala Rolando, mientras sirve la bebida a un hombre que hace un alto en su camino para refrescarse con un vaso de mosto.
“Muchos jóvenes no saben qué es el mosto, por eso trato de incentivarles para que aprendan sobre nuestras tradiciones, para que consuman lo nuestro”, manifestó.
El mosto es una bebida hecha de caña de azúcar. “Se pasa la caña de azúcar por el trapiche y de ahí se obtiene el líquido, que es el mosto. Se toma bien frío”, finalizó.
Rolando, con su negocio, mantiene viva una tradición, una de las que aún sobreviven en nuestro país, y lo hace con mucho orgullo. Por eso, ofrece con una sonrisa un refrescante vaso de mosto a cada uno de sus queridos clientes.