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LA HABANA, CUBA
El líder cubano Fidel Castro, una leyenda de la izquierda revolucionaria que gobernó su país durante casi medio siglo, murió el viernes a los 90 años, marcando el fin de una época para América Latina y el mundo.
Su hermano y presidente Raúl Castro anunció la muerte del veterano ex guerrillero en un mensaje transmitido el sábado por la televisión estatal, en el que no se revelaron las causas de su muerte.
Su fallecimiento deja a la izquierda latinoamericana sin su mayor referente, a pesar de que estaba apartado del poder desde que en julio del 2006 una enfermedad intestinal lo obligó a ceder el mando a Raúl, quien oficialmente asumió la presidencia dos años después. Nunca se revelaron detalles de su padecimiento.
Los restos de Fidel Castro fueron cremados por la mañana del sábado y descansarán en Santiago de Cuba, cumpliendo con sus deseos. Las calles estaban tranquilas en La Habana. Algunos residentes reaccionaron con tristeza a la noticia.
El Gobierno declaró nueve días de duelo nacional e informó que los homenajes comenzarán el lunes con una ceremonia donde los cubanos podrán despedir a Castro. Las honras incluirán un acto masivo en la Plaza de la Revolución y acabarán con el traslado de sus cenizas a Santiago de Cuba para su descanso.
Castro, un carismático e implacable líder que hizo de la barba, el uniforme guerrillero verde oliva y los cigarros su marca registrada, saltó al centro de la geopolítica global al aliarse a Moscú poco después de bajar en 1959 de la Sierra Maestra para derrocar al dictador Fulgencio Batista.
Fue venerado por miles de simpatizantes de izquierda, pero gobiernos como el de EEUU y cubanos exiliados que abandonaron el país tras la revolución lo acusaban de tirano.
“El hombre que decidió cada detalle de la Cuba en la que nací y crecí, ya no está. Una extraña levedad se extiende por la Isla”, dijo la bloguera opositora Yoani Sánchez.
La desaparición del líder revolucionario difícilmente implicará un gran cambio en el sistema socialista que edificó en Cuba. La muerte de Fidel Castro simboliza el fin de una era en un país donde el 70 por ciento de la población nació después de su revolución de 1959 sin conocer otro líder.
El propio Castro se refirió a la cercanía de su muerte en el último discurso que dio el pasado 19 de abril en la clausura del Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba, cuando dijo: “A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos (...) A nuestros hermanos de América Latina y del mundo debemos trasmitirles que el pueblo cubano vencerá”.