El fallecimiento de Mercedes Barcha, llamada cariñosamente La Gaba, fue confirmado a Efe por Gabriel Torres García, sobrino del nobel, fallecido el 17 de abril de 2014 también en Ciudad de México.
“No sabemos mucho pero sí podemos confirmar la veracidad de la noticia. Uno de los hijos le contó a una hermana que vive en Cartagena y los familiares nos enteramos enseguida”, expresó Torres García.
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Por su parte, la Fundación Gabo, creada por el Nobel colombiano manifestó: “Mercedes Barcha falleció en la mañana de este sábado, 15 de agosto, en su residencia en Ciudad de México, donde se estableció con Gabo en 1981. Tenía 87 años”.
La Fundación recordó que Gabo y Mercedes se casaron en 1958 en Barranquilla y “fruto de su matrimonio nacieron Rodrigo García Barcha, destacado director de cine y televisión (...) y Gonzalo García Barcha, diseñador, pintor, tipógrafo ilustrador y editor de libros, licenciado en Bellas Artes de la Parsons School of Design en Nueva York”.
“La Fundación Gabo, su director general, Jaime Abello Banfi, y su Consejo Rector lamentan profundamente el fallecimiento y acompañan en este momento de enorme tristeza a la familia y allegados de Mercedes Raquel Barcha Pardo, viuda de su fundador, el nobel de literatura colombiano Gabriel García Márquez, y madre de Rodrigo y Gonzalo García Barcha, miembros de su Junta Directiva”, agregó la institución.
El amor eterno de Gabo
Mercedes Barcha Pardo nació el 6 de noviembre de 1932 en Magangué, en el departamento caribeño de Bolívar, y tenía ascendencia egipcia por línea paterna.
Barcha fue el complemento perfecto de la dedicación de su esposo a las letras, pues según relató alguna vez Jaime García Márquez, hermano del Nobel, fue su “brazo derecho” no solamente por estimularlo “sino por manejar de verdad la economía”.
Y citó como ejemplo una de las anécdotas más entrañables en la historia de la pareja: el empeño de las joyas familiares de Mercedes para permitir que García Márquez pudiera encerrarse a escribir Cien años de soledad.
“Esa novela es hechura de Gabito, pero con ayuda de Mercedes por tantas cosas”, señaló Jaime García Márquez.
El propio Gabriel García Márquez recordó en una entrevista que cuando terminó el libro él y su esposa lo llevaron al correo con la intención de enviarlo a la editorial en Buenos Aires.
“Eran 700 páginas, entonces lo pesaron y dijeron que costaba 83 pesos de México a la Argentina. Y Mercedes me dijo, no tenemos sino 45. Mira es muy fácil: partí el libro por la mitad y le dije: ‘péseme este libro hasta 45 pesos’. Pesaron hasta 45 pesos y estaban hojas como quien corta carne. Cuando llegó a 45 pesos agarré esas hojas, las envolví y las mandé y nos quedamos con el resto”, dijo.
Agregó: “Entonces nos fuimos a la casa y Mercedes sacó lo último que faltaba por empeñar, que era el calentador que yo usaba para escribir -porque yo puedo escribir en cualquier circunstancia menos con frío-, el secador que usaba para la cabeza y la batidora, se fue con eso al Monte de Piedad y le dieron unos 50 pesos”.
Relató que regresaron “con el resto de la novela al correo, la pesaron y dijeron: ‘Cuesta 48 pesos’”.
“Mercedes pagó sus 50 pesos, le dieron 2 vueltos y yo me di cuenta de que cuando salimos del correo estaba verde del encabronamiento y me dijo: ‘Ahora lo único que falta es que esta novela sea mala’”, contó Gabo en una ocasión sobre las vicisitudes de su obra cumbre antes de alcanzar el éxito.