El repentino fallecimiento de Liz Marlene Ávalos, de 19 años, conmocionó a la sociedad y a sus médicos. Se trata de la primera niña en recibir un trasplante de corazón en el Hospital Acosta Ñu, hace 12 años.
Al desconocerse las causas de su muerte, la joven fue sometida a una autopsia, cuyos resultados se dieron a conocer este martes por parte del médico forense Pablo Lemir, en una comunicación con NPY.
“A las 14:00 (del lunes) se inició el procedimiento de autopsia y ella falleció finalmente por una asfixia. En este caso, por un edema agudo de pulmón; este edema agudo de pulmón tiene un origen aparentemente cardiogénico”, señaló.
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Lemir explicó que, con base en los estudios, este cuadro clínico tuvo su origen en un problema cardíaco.
“Encontramos características de un agrandamiento de corazón, sobre todo a expensas de dilatación cardíaca, específicamente del ventrículo izquierdo, también eso se ve aparejado con una congestión de todas las vísceras”, agregó.
Asimismo, todos los órganos serán sometidos a estudios anatomopatológicos.
Estos elementos que se revelaron en la autopsia llevan a presuponer que se trata de un caso de abandono terapéutico, de acuerdo con el experto.
📌 Joven trasplantada y que terminó falleciendo había abandonado tratamiento, según forense
— NPY Oficial (@npyoficial) October 22, 2024
♦️ Liz Ávalos (19) habría dejado de tomar algunos medicamentos que debía consumirlos de por vida.
🗣️ "Murió de una asfixia causada por un edema agudo de pulmón, el cual aparentemente… pic.twitter.com/T4PNpLiZr2
¿Dejó de consumir sus medicamentos?
Lamentablemente, el Laboratorio Forense del Ministerio Público carece de los reactivos para hacer la dosificación de la cantidad de medicación inmunosupresora o antirechazo, para saber si realmente Liz dejó de consumir sus remedios que eran de por vida.
“La medicación antirechazo tiene que consumir de por vida el trasplantado. De no hacerlo, puede presentar un rechazo agudo que es el aspecto que tiene en este caso el resultado la autopsia”, remarcó.
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Según su relato, Liz ya no vivía en la casa de abuela porque a los 16 años se fue a vivir con una pareja. Desde entonces, empezó a tener dificultades para acudir a sus citas médicas.
“Ella tenía que realizarse un angiotomografía de las arterias coronarias. En dos oportunidades se le dio cita y ella no acudía a las citas. Había aparentemente un problema familiar que no está en función explorar. Pero ella no estaba acudiendo a las citas y consultas periódicas que debe tener definitivamente una persona trasplantada”, subrayó.
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En ese sentido, Lemir enfatizó que, si bien el trasplantado está curado de su enfermedad de base, no significa que es un paciente plenamente sano que puede olvidarse de los tratamientos y cuidados, que tienen que permanecer el resto de su vida.
“Eso es genérico para todo aquel que es trasplantado”, afirmó.