Desde su interpretación, Antonella lleva a los espectadores a explorar el mundo femenino con su característica mirada ácida. En este caso, la protagonista, llamada Mara, es una mujer que está separada, tiene un buen trabajo, pero se encuentra atravesando la década de los 30 y decide empezar terapia sumergiendo a los espectadores en su primera sesión.
La obra destapa un tema muy especial y pocas veces tenido en cuenta, como las presiones de una mujer ante una sociedad machista y reprimida que dictamina que a los 30 la vida tiene que estar resuelta, con esposo e hijos. Pero ¿qué pasa con las mujeres que no tienen la vida resuelta a los 30?
Esa es la gran interrogante que Mara, la protagonista, está tratando de descifrar. Explorando sus múltiples facetas, divorciada del que parecía el amor de su vida, experimentando con algunas parejas, explorando sus gustos y disgustos, busca desesperadamente encontrar la respuesta a tantas preguntas y estándares que la sociedad le impone.
El unipersonal nos lleva a analizar a profundidad la personalidad femenina y cómo es de suma importancia que nos tomemos el tiempo de ser nosotras mismas desde el lugar que nos haga sentir cómodas: madres, esposas, empresarias, amas de casa o lo que fuese, sin tener que dar explicaciones a nadie.
Al final de cuentas, lo importante es encontrarse a una misma y disfrutar del proceso de crecimiento y aprendizaje de los años es muy importante.