“Esta organización surgió en la pandemia para producir alimento en tiempo de la cuarentena intercambiamos fotos, videos para plantar y cuidar toda nuestra experiencia a través del celular”, recuerda Elva Acuña, presidenta del comité de productoras.
“Ahora ya pasó todo eso y nuestras huertas son un espacio para producir y desconectarnos”, comparte.
Elva menciona que en más de una ocasión, recibieron la visita de personas jóvenes que expresan estar deprimidas. Cuenta que ella les lleva a la huerta, les hace trabajar y les regala varios tips para cultivar la tierra y el espíritu.
Al estar en contacto con las plantas –dice– se produce una alquimia con los sentidos que actúa, de por sí, como un antídoto que libera a la mente de pesadas cargas.
“El otro día una chica me comentó que se sentía deprimida, le dije que le mostraría algo y vinimos a la huerta aquí le explique sobre el trabajo, sintió el aroma de algunas plantas medicinales y hablando sobre el valor de producir de tener una ocupación que la motive. Le inspiré para que plante aunque sea plantas ornamentales para empezar y que se ocupe de algo para sanar su cuerpo y mente”, relata.
Otra integrante del grupo, Luciana Galeano, manifiesta que es muy importante el apoyo que reciben por parte de los técnicos de la Dirección de Extensión Agraria (DEAG).
Actualmente, organizaron una feria y todos los sábados venden sus productos en la esquina de la plaza de la compañía. “Nuestra producción es bastante saludable porque la técnica de la DEAG, de Luisana Caballero, nos enseña recetas de herbicidas naturales y así consumimos con total seguridad nuestros productos”, señala.