La caída del precio de la yerba mate fue lo que hizo a las mujeres productoras del Departamento de Alto Paraná plantearse nuevas formas de consumo de esta especie nativa, que ahora quieren diversificar en productos como postres o bebidas alcohólicas.
Con su cultivo pretenden contribuir además a la conservación del Bosque Atlántico del Alto Paraná (Baapa) y proteger sus tierras del monocultivo, como el de las plantaciones de soja.
Una de estas productoras, Jorgelina González, conocida como Ña Leli, cuenta con tres hectáreas en Tavapy, una localidad de unos 8.000 habitantes próxima a Ciudad del Este, segunda urbe del país.
González, al igual que otras 200 pequeñas agricultoras de la Asociación de Mujeres Virgen del Rosario, se hallan ahora en pleno cultivo de la yerba mate, una actividad que se prolongará hasta agosto, cuando se aproxime el verano austral.
“Tenemos una asociación de mujeres que estamos en Tavapy, luchamos y llevamos mensajes a cada uno de los distritos para que ellos sigan produciendo yerba y que sepan que nosotros vamos a luchar con ellos para hacer todo para vender”, dijo Ña Leli.
Ella, al igual que el resto de productores, sufrió en el pasado la caída del precio de la yerba porque los paraguayos “son pocos y no pueden consumir” todo lo que se produce, por lo que se vio obligada a “buscar otra alternativa”.
Su asociación colabora con la organización mundial de conservación WWF para convertir la yerba mate en polvo y dotarle de un valor agregado que pueda ser exportado a los mercados internacionales.
WWF presentó este viernes en Asunción el documental La Reconquista de los bosques en el que mostró el trabajo de estas productoras y la conversión de la yerba mate en polvo.
El director de cambio climático y políticas de WWF, Óscar Rodas, explicó a Efe que la idea es poder vender la yerba mate transformada a 10 euros el kilo (unos 70.500 guaraníes u 11 dólares), frente a los 1.000 guaraníes (0,16 centavos de dólar o 0,14 céntimos de euros) que se pagan por el kilo de yerba tal cual.
“La yerba mate se vende a 1.000 guaraníes el kilo de la hoja de la rama fresca de yerba mate, que prácticamente condena a la pobreza a las poblaciones rurales (...). Si usamos la mano de obra local, hacemos productos que sean comestibles y estamos llegando a un mercado donde el valor es mucho más alto”, apuntó Rodas.
Su primer objetivo es adentrarse en el mercado europeo, donde hasta el momento solo han enviado muestras, aunque se aproximan a cerrar acuerdos con empresas si son capaces de “producir libres de químicos”.
Pero además, las comunidades con las que trabaja WWF en este proyecto, Tavapy, Raúl Peña y Ñacunday, deben lograr antes “una producción estable” para poder exportar “volúmenes más altos” a los mercados extranjeros.
La iniciativa de WWF responde al acrónimo de MATE, del inglés Market access and territorial empowerment (Acceso a mercados y empoderamiento territorial), que no se enfoca solo en la producción de yerba mate, sino también en la protección de estos territorios que ocupan unas 350 hectáreas dentro del Baapa.