Con pancartas en las que se podía leer “la demanda de una, la lucha de todas”, o "(Sebastián) Piñera machista misógino y sexista, las mujeres no somos medallas”, el grupo permaneció en el lugar unos 60 minutos, interpretando varios cánticos que reflejaban el reclamo airado contra la violencia machista.
La pancarta hacía alusión a una actividad que tuvo el presidente Piñera, donde comparó el número de medallas obtenidas por el deportista Tomás González, gimnasta chileno, con el número de novias (pololas) que eventualmente éste tendría.
Ese comentario fue calificado por las manifestantes como “una clara cosificación de las mujeres”.
“Como si nosotras fuéramos un objeto que se puede adquirir o poseer, algo muy propio de sus formas de relacionarse, por cierto”, añadieron.
La actividad de las mujeres esta noche tuvo como consigna principal la lucha “contra la sociedad patriarcal: igualdad en el estudio, en el trabajo, en la calle, en la casa y en la cama”.
“La verdad es que vivimos en una sociedad que se ha instalado por muchos años sobre la base un patriarcado a ultranza, tanto en Chile como en América Latina”, señaló a Efe la coordinadora transversal de Mujeres Organizadas, Tamara Homel Navarro.
Recordó que muchas mujeres han sido en este último tiempo asesinadas por sus exparejas, por sus exconvivientes o por sus maridos.
“Estamos aquí para rendirle tributo a la vida”, enfatizó.
“Muchas mujeres en este país han muerto en manos de quien decía amarlas, sin embargo en este país falta mucho por otorgarles una real jurisdicción, una penalización completa a lo que significa e implica el feminicidio”, sostuvo Homel.
La manifestante también se refirió a que en Chile faltan muchas medidas institucionales de acompañamiento para la mujer que sufre violencia.
Al 13 de junio de 2018, en Chile se registran 15 feminicidios consumados y 55 de ellos frustrados, según los datos oficiales, a pesar de que las mujeres movilizadas contabilizaban 25 casos de asesinatos por violencia machista.
“Estas velas nos obligan a continuar esta luz encendida, esta llama encendida, nos obliga a continuar en la lucha en pos de tener una sociedad más justa donde la violencia y donde las fórmulas de opresión por el poder machista no sean las que se implementen en la vida de la pareja humana”, explicó Homel sobre el simbolismo de las candelas.
Afirmó que independientemente de la amplia exposición pública que han tenido las masivas movilizaciones feministas en el país tienen “que volver a lamentar cinco femicidios en tan solo 36 horas”.
Tras saberse de los crímenes de las cinco mujeres, la ministra de la Mujer, Isabel Plá, condenó esta semana estos ataques y aseguró que el Ejecutivo está tomando acciones al respecto.
Explicó que para enfrentar este tema se están renovando las alianzas con las instituciones a cargo de esta materia, como las Fiscalías, las Policías y el Poder Judicial.
El pasado 6 de junio, decenas de miles de personas se manifestaron en Santiago y otras ciudades de Chile, convocadas por agrupaciones feministas para demandar la reivindicación de los derechos de la mujer, el término de la educación sexista y el fin de la brecha de género y un vocabulario inclusivo.
En esta línea, los estudiantes, tanto universitarios como secundarios ya comienzan a utilizar en su lenguaje las palabras “compañeres”, “todes”, “elles” y “nosotres” y, además, no es extraño observar en redes sociales gente que escribe con “x” o "@" para evitar usar el género masculino cuando se quiere referir a ambos sexos.
Asimismo, una veintena de universidades de Santiago y otras ciudades, además de colegios secundarios e institutos profesionales permanecen ocupados por alumnas que exigen a las autoridades de los planteles y al Gobierno adoptar medidas para terminar con el acoso machista y abusos sexuales y castigos para los responsables.
Durante el 2017, un total de 42 mujeres murieron en este país suramericano, asesinadas por sus cónyuges, convivientes, parejas o exparejas, ocho más que en 2016, según datos del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género.
En este país, las penas para quienes cometen estos crímenes van desde los quince años y un día de prisión hasta la cadena perpetua.