Pallarés fue un conocido hombre del fútbol. En la década de 1980 tomó el mando del club Libertad, y luego en el año 1985 asumió como presidente de la Liga Paraguaya de Fútbol (LPF).
Bajo su dirección, la selección paraguaya clasificó para el Mundial de México 1986, donde la albirroja cumplió una destacada actuación luego de 28 años de ausencia en la máxima competencia internacional.
Pallarés continuó al frente de la casa matriz del balompié paraguayo hasta el año 1994, que más adelante fue denominada Asociación Paraguaya de Fútbol (APF).
El ex dirigente deportivo era muy conocido por su particular apego al habano (cigarro).