Fue bastante opaco el rendimiento de la selección de Venezuela y su actual posición en la tabla de puntuaciones (octavo con siete puntos) marca perfectamente su momento en estas eliminatorias. <br> Esta selección de César Farías dista bastante de la que dirigía Richard Páez, que en la eliminatoria para Alemania 2006 obtuvo históricos resultados. Opuso muy poca resistencia y en ningún momento puso en peligro la victoria de la albirroja. No existió en materia ofensiva en el primer tiempo, lapso en el que Justo Villar fue un espectador más. Solo en la etapa complementaria, por algunos minutos, no más de quince, gestó algunas acciones que sacaron de su modorra al arquero del Valladolid.<br> La vinotinto entró al Defensores con una estrategia bien definida: aguantar los ataques de la “jauría” albirroja, que, como es costumbre, entró a “morder”, principalmente arriba. La visita se defendió cerrándose como pudo, pero los centrales Boada y Rey tuvieron problemas con la potencia e inteligencia de Roque Santa Cruz; mientras que por el lado derecho, Gerson Chacón se vio en figurillas con la incisividad de Nelson Haedo y la fogosidad de Claudio Morel. <br>En el mediocampo, los volantes petroleros fueron superados siempre y toda la presión recayó en la defensa, principalmente en el arquero, Renny Vega, que terminó cediendo a pesar de sus buenas tapadas. <br>Demasiada libertad le dieron a Santa Cruz en la jugada previa al primer gol anotado por Cristian Riveros, cuya virtud fue el oportunismo, atropellando desde atrás, como es su costumbre.<br> Venezuela se mantuvo imperturbable tras la desventaja. Ni el tanto logró sacarlo de su letargo futbolístico que nos hizo acordar a las selecciones venezolanas de eliminatorias anteriores, aquellas que participaban meramente por cumplir el calendario. <br>El segundo tanto marcado por Haedo desnudó la ingenuidad de su defensa. Solo a un equipo desconcentrado, poco trabajado, puede sorprender un pelotazo frontal de 35 metros, que Topo Cáceres sacó desde su campo. Errores sucesivos en la cobertura y ¡pum! Haedo que definió. Los 15 minutos de relumbrones que tuvieron los dirigidos por Farías apenas sirvieron para que Villar justificara en algo su jugoso premio. Pero es muy poco para una selección que pretende clasificar al Mundial. El resto del partido se entregó como una doncella en brazos de su amado. No apareció en ningún momento el buen toque del balón y la rebeldía que mostró en otros torneos en que pareció que su fútbol revolucionaba. Nada quedó de aquello. Se estancó y hasta se puede decir que ha vuelto a ser la cenicienta de Sudamérica, que al decir de sus propios dirigentes está resignada a sufrir un nuevo fracaso. <br>De no haber sido por la buena actuación del arquero, el resultado pudo haber sido más amplio. Apenas un par de disparos desde fuera del área -en su mayoría de Arango- conforman su escuálida lista de llegada. <br>¡Muy poco, chico!<br>