“Las deudas que el Estado paraguayo tiene en estos 25 años son numerosas, afectan al conjunto de los derechos humanos, en lo que hace a una institucionalidad aún precaria, es mucho lo que aún queda por construir en el Estado en cuanto a instituciones garantes de derechos humanos y políticas públicas con enfoques de derecho”, señaló Gauto.
Como ejemplo indicó que la propia Defensoría del Pueblo no tiene un rol relevante, cuando que es la institución de referencia del Estado paraguayo en materia de garantía y rectoría de los derechos humanos con influencia en otras entidades.
“Lo otro es la desigualdad en la distribución de la tierra. Una cosa que no se ha hecho es la recuperación de las tierras malhabidas, y si hay que señalar un régimen que produjo la gran desigualdad en la tierra, es el stronismo, responsable de que hoy en día el 2,6% de los propietarios concentren el 85% de las tierras del país”, expresó.
Dijo que estas cifras evidencian que no se ha impulsado la recuperación de las tierras malhabidas y que a su vez generan la pobreza extrema y un esquema represivo hacia las comunidades campesinas.
“La reforma agraria, además de la recuperación de las tierras, tiene que ver con el mejoramiento de la calidad de vida en el campo, esa es otra gran deuda pendiente”, dijo.
También apuntó a la falta de garantías en cuanto a los derechos económicos y culturales, los cuales significan el derecho a la salud, la vivienda, al trabajo, etc.
indicadores. “Los indicadores de calidad de vida que tenemos son sumamente preocupantes. Al mirar cuánto invierte Paraguay en lo social encontramos la razón. En salud por ejemplo invierte 8 veces menos que el promedio de la región, en educación 4 veces menos y en inversión social en general 5 veces menos”, detalló, indicando que se deben diseñar políticas adecuadas y garantizar el financiamiento.
Gauto manifestó que una reforma del sistema tributario también es sumamente necesaria, señalando que los sectores que menos ingresos y ganancias tienen son los que más aportan, y que los que más ganan son los que menos aportan, lo cual debe cambiar definitivamente.
“El patrón represivo desde el Estado, que se impuso en la dictadura stronista, persiste. La tortura no ha dejado de darse, las denuncias son numerosas... También me refiero a cómo se comporta la fuerza pública al reprimir manifestaciones en el ámbito rural y urbano”, cuestionó el secretario ejecutivo de Codehupy.