Dos ejemplares recién nacidos de papagayos gozan de buena salud en Hernandarias, Alto Paraná. Pertenecen a la segunda generación de papagayos que nacieron bajo cuidado humano en el Centro Ambiental de Itaipú.
El hecho es calificado de inédito y de gran importancia, teniendo en cuenta que se trata de una especie en peligro de extinción. El proyecto Canindeyú nace con el objetivo de promover la conservación del guacamayo azul y amarillo, cuyo nombre científico es Ara ararauna.
Existe todo un equipo técnico acompañando el desarrollo de los pichones en el marco del proyecto Canindeyú. La madre pertenece a una de las camadas que ya había nacido en cautiverio en el 2016.
Se trata de un hecho de gran importancia porque con los animales que nacen en cautiverio, siempre existe la duda de si lograrán reproducirse en un futuro, explicó Diana Pésole, veterinaria del Centro de Investigación de Animales Silvestres (Ciasi).
Indicó que dentro del proyecto Canindeyú se optó por la crianza natural, que dio los resultados que se esperaba. Refirió que el método de crianza natural tiene un objetivo, que es que los padres enseñen a sus pichones a ser también buenos padres.
Comentó que el ejemplar hembra hizo su primera postura en octubre del 2022. Nació un pichón, pero ella no lo supo cuidar y murió. Ahora, en una segunda oportunidad, logró cuatro huevos, dos de ellos llegaron a término y hoy se encuentran en perfectas condiciones.
Según Pésole ella es muy buena madre y está llevando a los pichones igual que un papagayo con más experiencia. “Creemos que el primer pichón murió porque no tenía experiencia, decidimos no intervenir. En esta oportunidad, si era necesario se iba a intervenir, pero no hubo necesidad”.
Con relación a la alimentación que reciben los pichones, sostuvo que, durante la temporada reproductiva, que inicia normalmente en setiembre y culmina en febrero, se opta por alimentos con mayor cantidad de nutrientes y se agregan además algunos multivitamínicos.
“El proceso de la postura y de la incubación demandan mucha energía. La misma dieta que comen las madres es la que reciben los pichones, pero esta sufre un proceso en el buche de los padres, y esa es la comida que se le ofrece a los pichones después, de pico a pico”, aclaró.
CONTROL. Desde el Ciasi se informó que por primera vez desde el año pasado, se lograron instalar cámaras en los nidos de los papagayos, lo que permite monitorear 24 horas.
La veterinaria aseguró que esto marcó un antes y un después sobre la información que se tiene de los pichones y de cómo los padres se comportan. “Ahora se puede registrar desde el momento donde ellos comienzan a entrar en el nido, el cortejo de la pareja, cuánto tiempo pasan dentro y qué actividades realizan los padres, datos que antes no teníamos”.