La cinta trata sobre un inflexible crítico gastronómico bonaerense en horas bajas, en la que colabora Robert de Niro, que entra en un hilarante juego de palabrotas argentinas para introducir cada uno de los capítulos.
Esta comedia llega a la plataforma Star+ en Latinoamérica, tras su paso por el español Festival de Cine de San Sebastián, donde los realizadores argentinos presentaron la serie junto a sus protagonistas, el argentino Luis Brandoni y la actriz paraguaya Majo Cabrera, y sin De Niro, al que la huelga de actores de Hollywood impidió viajar a España.
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El carácter de Manuel Tamayo Prats, crítico ya octogenario, se intuye desde el principio, cuando imperturbable afirma ante una “reducción de maracuyá al carpaccio de pulpo” que se ha cometido con el plato “un delito de lesa humanidad”.
Un crítico ante lo desconocido
Pero al elegante porteño meticuloso e inmutable, la vida le coloca ante situaciones inéditas a las que tendrá que enfrentarse solo, como poner una lavadora o manejar un celular. Y todo, mientras gastó ya los adelantos que su editorial le dio por un libro del que no escribió una línea.
Acabará contando con la ayuda de una joven asistenta, Antonia (Majo Cabrera), pero no sin oponer una firme resistencia.
Brandoni y De Niro eran la única opción para los directores. “No había plan B, tampoco para el resto del elenco, asegura Cohn en una entrevista con EFE en San Sebastián.
De Niro “siente mucha afinidad con la comida, lo mismo que Luis y que nosotros. Él y Bob tienen además, como sus personajes, una relación vieja. Se daba un juego de espejos entre ficción y realidad”, señala Cohn.
El actor neoyorquino, de hecho, viajó hace años a Buenos Aires por su amistad con Brandoni, quien destaca que, no obstante, le sorprendió “la rapidez con la que De Niro aceptó hacer un papel secundario, cuando no había hecho una serie de televisión en su vida”.
Opina que su colega estadounidense dice las palabrotas “con mucho gusto”. “Son las únicas palabras en castellano que él conoce, las conoce todas”, afirma Brandoni, para el que fue “un desafío muy atractivo” interpretar a un personaje “tan controvertido”, bonaerense como él, del cual se sirven los directores de la serie para retratar también a su ciudad.
El Buenos Aires de ayer y de hoy
Duprat dice que Buenos Aires es “muy vital en el buen y en el mal sentido, donde pasan muchas cosas, donde está todo en permanente cambio”, “y eso resulta muy incómodo y también muy motivador”. “Nosotros elegimos vivir en Buenos Aires, producir y filmar desde allí", puntualiza.
Les atraía también mostrar “una raza en extinción” como la de los críticos, “no tanto de cine como culinarios”.
“Nos gustan las críticas más duras porque son las que realmente opinan. Son las más disfrutables, en las que el crítico comparte su manera de ver el mundo”, afirma Cohn.
“Ese personaje, que tiene un porcentaje de Luis, es un eslabón perdido de una Buenos Aires que fue muy potente. Es un culto a eso, para que los jóvenes se puedan enterar de que hubo una generación espectacular, con mucho que decir”, concluye.
Majo Cabrera asegura que “los porteños son definitivamente particulares”. “Le ponen un sello a Argentina, que en sí misma es particular”, matiza la actriz paraguaya.
Los directores argentinos, autores de películas como Competencia oficial y El ciudadano ilustre, preparan una serie documental sobre la cocina española en la que van a tratar asuntos tan espinosos como la tortilla de patata con o sin cebolla, una discusión habitual en España.
“Nuestra condición de extranjeros nos va a dar la impunidad para meternos libremente con todos los temas”, bromea Cohn.
Fuente: EFE.