“En mi caso, en Colombia, lo que se sabe de la guerra de Ucrania es lo que nos dicen los noticieros, poco y nada se muestra. En mi caso, dos amigos decidieron venir para acá. Yo los contacté, ellos llegaron acá a Ucrania y me dijeron que estaban recibiendo enfermeras; yo soy enfermera de Colombia. Trabajaba en el aeropuerto y les pedí que me averigüen bien; ellos averiguaron y yo dije me voy”, dijo Nana. “Yo le dije a mi familia me voy, y mi mamá me dijo que estoy loca. La enfermería es mi pasión, tengo otra titulación en Colombia, el sector salud no es tan bueno que digamos y dije que esto es por lo que siempre he soñado, el tema de tener esa cercanía con los pacientes para mí es lo máximo; no lo pensé, y uno de mis sueños frustrados siempre fue pertenecer al Ejército. No había recibido instrucción militar. Desde el momento en que me dijeron listo, al rato yo ya estaba en Ucrania”, afirmó a ÚH.
En el caso de Fierro, su forma de llegar a Ucrania fue diferente. Es que sus 3 hermanos mayores, también militares, probaron suerte primeramente.
“En mi caso, somos 4 hermanos y los 3 se vinieron adelante; ellos tres llegaron a la Brigada 66. Pelearon, lucharon y ya volvieron, están en Europa y terminaron sus contratos. Yo vine en abril, y a los 20 días ya estaba en el Ejército como soldado profesional. En Colombia somos todos militares. Tenía amistades también acá y pensamos que era lo mejor; somos militares y vamos a poner nuestro granito de arena por esta causa justa. Me parece injusta una invasión, que invadan un país tan bueno, es un país muy bonito, una cultura muy buena”, manifestó.
El contrato que ofrece el Ejército ucraniano es por tres años, y con un mínimo de 6 meses. Sin embargo, los dos señalan que piensan quedarse hasta el final de la contienda, que cada día se pone en su punto más álgido.

Ambos son muy creyentes. “Yo soy una mujer muy creyente; me puse en manos de Dios y desde que llegué aquí me han pasado cosas buenas. No digo que no hayan habido percances. Si han habido percances, pero son más cosas buenas que malas. He tenido la oportunidad de conocer varias ciudades. En mi camino se han cruzado personas excelentes; conocí toda la Brigada 66 sin todavía estar incorporada al Ejército; para mí esta experiencia es muy buena; todos los días estoy con una sonrisa de oreja a oreja”, afirma Nana, quien dejó en Colombia a sus hijas de 19 años y su bebé de 3 años y medio para perseguir sus sueños.
“Yo amo el Ejército, creo mucho en Dios y le pedí que me dé una oportunidad y que no me pongan peros en el aeropuerto y gracias a Dios nadie me dijo nada. Estoy orgulloso y feliz. Estamos en la Guardia Nacional de los Hispanos y la mayoría somos colombianos, somos una familia”, señala, por su parte, Fierro, quien también piensa y busca hablar todos los días con sus dos hijos varones de 11 y 4 años, respectivamente desde el 12 de junio, día en que se enroló al Ejército Ucraniano. “Tenemos claro que somos un equipo. Este es nuestro segundo hogar. Desde que llegué a esa unidad me integraron y hago parte del equipo de salud y voy a estar presente. Hay otra mujer y no he ido al frente aún, en unos días más vamos”, sostuvo.