Cuando el 29 de julio de 1958 el presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower firmó la National Aeronautics and Space Act, la ley que daría lugar a la creación de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), Estados Unidos abría una nueva era de exploraciones. Pero esa aspiración natural por llegar donde nadie lo había hecho antes se transformó en la década de los cincuenta en un asunto político prioritario para la hegemonía estratégica de las dos superpotencias, EEUU y la Unión Soviética. La exploración del espacio exterior se convertía en un nuevo tablero del juego geoestratégico entre el bloque capitalista y el comunista.
El lanzamiento en octubre de 1957 del satélite soviético Sputnik supuso una llamada de atención para las autoridades estadounidenses que veían como los soviéticos tomaban la delantera en la carrera espacial. Una competición que implicaba, junto al sueño de viajar a las estrellas, el desarrollo de las tecnologías que han cambiado la vida humana en las últimas décadas.
Con la ley que daba origen a la NASA, el presidente Eisenhower ponía la primera piedra del edificio que llevaría por primera vez a un ser humano a pisar el suelo lunar en 1969 y hacer realidad el sueño que Julio Verne dejo sobre el papel en el siglo XIX.
Héroes de la aventura. El paseo lunar de Neil Armstrong es, sin duda, la imagen más repetida y recordada de la carrera espacial. Pero el camino para recorrer los 384.000 kilómetros que separan la Tierra de la Luna está lleno de aciertos y tropiezos, de heroicidades y también de sacrificios.
Un año después de que el soviético, Yuri Gagarin, se convirtiera en 1961 en el primer ser humano en abandonar la gravedad terrestre y viajar al espacio exterior, John Glenn fue el primer estadounidense en orbitar la Tierra en el marco de la misión Mercury Atlas 6.
Los soviéticos se apuntaron una nueva victoria el 18 de marzo de 1965, cuando Alexei Arkhipovich Leonov, dio el primer paseo espacial permaneciendo fuera de la nave que compartía con el cosmonauta Pavel Belyayev durante 12 minutos.
Victorias parciales que contaron con la ayuda y el sacrificio previo de algunos animales como la perra Laika, que en noviembre de 1957 pasó a la historia como el primer ser vivo en viajar al espacio a bordo del Sputnik 2. Su aventura duró una semana, antes de que la falta de oxígeno acabara con su vida.
Mejor suerte corrió el 31 de enero de 1961 el chimpancé Ham que permaneció 16 minutos y 39 segundos en el espacio exterior antes de ser rescatado con vida en el océano Atlántico en una misión de la NASA.
Tragedias. Desde 1967 han muerto veintiún cosmonautas, de los que diecisiete lo hacían encuadrados en misiones de la NASA. En enero de 1967 fallecieron los tres tripulantes de la cápsula Apolo 1 durante un ensayo rutinario en Tierra y con la que tenían previsto realizar el 21 de febrero el primer vuelo del programa Apolo. Millones de televidentes de todo el mundo fueron testigos de la explosión del transbordador espacial “Challenger” el 28 de enero de 1986.
Poco antes de aterrizar en Cabo Cañaveral (Florida, Estados Unidos) el 1 de febrero de 2003, el transbordador espacial “Columbia” se desintegró en pleno vuelo cuando se encontraba a 62.100 metros de altura acabando con la vida de sus siete tripulantes.
Fin de la carrera. El acoplamiento de las naves Soyuz y Apolo 18 en la órbita de la Tierra, el 17 de julio de 1975, fue la primera misión conjunta de la NASA con su homóloga soviética conocida entonces como Ministerio del Espacio. La fecha marcaba el final de la carrera espacial y para algunos historiadores daba por acabada la Guerra Fría.
El abrazo entre el astronauta estadounidense Thomas Stafford y el soviético Aleksey Leonov inauguró un tiempo de colaboración internacional, que dio como fruto la Estación Espacial Internacional (ISS), impulsada por la NASA y la rusa Roscosmos en 1998.
Al programa se unieron posteriormente Canadá (CSA), Japón (JAXA) y la Agencia Europea Espacial (Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Noruega, España, Suecia, Suiza y Reino Unido).
Un proyecto que podría peligrar por las sanciones impuestas a Rusia después de su invasión a Ucrania.
Futuro
En sus 65 años de vida la NASA ha evolucionado desde la competición estratégica entre superpotencias a la entrada de capital privado en el negocio espacial. En este sentido la NASA y SpaceX, empresa fundada por Elon Musk, lanzaron con éxito ocho astronautas a la Estación Espacial Internacional durante el año 2021.
Por otra parte, la NASA nos ha acercado un poco más a lo desconocido con los telescopios espaciales James Webb y Hubble, protagonistas de un experimento realizado con éxito en septiembre de 2022 en el que una sonda se estrelló intencionadamente contra un pequeño asteroide para desviar su trayectoria y probar la defensa planetaria ante la caída de objetos procedentes del espacio.
Además, la NASA volverá a la Luna con el proyecto Artemis.
El programa que contará con la participación de empresas privadas, busca establecer una presencia estable en el satélite terrestre, crear una infraestructura económica para explotar los recursos lunares y ser utilizada como puente para una futura colonización del planeta Marte.