Este es el programa presentado a la prensa este martes, durante la segunda jornada del Salón Aeronáutico de Le Bourget, al norte de París, por el administrador de la agencia espacial estadounidense, Jim Bridenstine, que insistió en que la misión a la Luna fijada en diciembre de 2017 por el presidente, Donald Trump, es “ir de forma sostenible”.
Eso significa que hay que crear una plataforma orbital que tenga una vida útil de una quincena de años para utilizarla como base para que se pueda inspeccionar cualquier parte del satélite, indicó Bridenstine.
Pero también como escala para en el futuro preparar con los recursos disponibles allí la propulsión hasta Marte, un viaje que necesita al menos dos años de permanencia.
Lea más: “Retorno de humanos a la Luna en 2024 podría costar USD 30.000 millones”
La plataforma orbital de esa misión a la Luna, bautizada Artemis, aprovechará la experiencia de la Estación Espacial Internacional (ISS) que lleva más de 20 años habitada.
A su vez, servirá para probar la tecnología que habrá que desarrollar para Marte, que tiene un interés particular porque allí hay elementos (un océano y una atmósfera) que hacen potencialmente posible la vida.
El administrador de la NASA confirmó que el costo que se baraja es de entre USD 20.000 y 30.000 millones para en un plazo de cinco años dotarse de las capacidades de aterrizaje en la Luna para los astronautas.
Nota relacionada: “Apolo 11: La nave espacial que llevó al hombre a la Luna hace 50 años”
Eso no incluye -precisó- ni las misiones de exploración que se puedan llevar a cabo ni garantizar una presencia humana sostenible en el satélite de la Tierra.
Bridenstine se mostró abierto a incorporar nuevos socios a esta misión para la que se han establecido cooperaciones fuertes con Canadá o con la Agencia Espacial Europea y calificó de “bienvenidas” las iniciativas de China o Rusia que despliegan por su cuenta para llevar astronautas a la Luna.
En medio de las celebraciones del 50 aniversario el próximo mes de julio de la llegada del hombre a la Luna de la mano del Apolo 11, el máximo responsable de la NASA reiteró que con Artemis se irá “de forma totalmente diferente”, con una voluntad de permanencia, utilizando los recursos disponibles sobre el terreno y en cooperación internacional.