26 abr. 2025

Netflix llega a los cines de la mano de un director que se pone “metas altas”

Cary Fukunaga sorprendió en su debut con “Sin nombre”, de la que aprendió que “está bien ponerse metas altas”, dice en una entrevista con Efe con motivo del estreno de “Beasts of No Nation”, la primera película original de Netflix.

El director estadounidense Cary Fukunaga. EFE/Archivo

El director estadounidense Cary Fukunaga. Foto: EFE/Archivo

EFE

Ya han pasado casi siete años desde que Fukunaga llevase Sin nombre al Festival de Cine de Sundance. Ahora, tras dirigir Jane Eyre y la primera temporada de True Detective, está al frente de Beasts of No Nation, que podrán ver a partir de mañana los más de 65 millones de personas que están abonadas a Netflix en el mundo.

Sin Nombre, un durísimo relato sobre inmigración que fue producido por Gael García Bernal y Diego Luna, se alzó con el premio de Sundance al mejor director y la mejor fotografía.

Aquella cinta fue escrita y dirigida por Fukunaga, tareas que repite de nuevo en Beasts of No Nation y a las que añade en esta ocasión la de director de fotografía.

“El rodaje de Sin nombre fue muy ambicioso y requirió cientos de extras. Lo que aprendí de aquello es que está bien ser ambicioso. Está bien ponerse metas altas para uno mismo y tratar de conseguirlas”, reflexiona el cineasta.

“De esa manera -explica- el equipo de rodaje te ayuda y se motiva por el potencial del reto que les propones. Es algo que no siempre se les exige, pero considero que si están orgullosos de lo que hacen, logras sacar lo mejor de cada uno de los implicados”.

La cinta, que cuenta con un presupuesto de unos USD 6 millones (“logramos que pareciera más con sangre, sudor y lágrimas”, asegura Fukunaga), relata con crudeza el entrenamiento de un niño soldado en un país indeterminado de África y en un escenario marcado por los conflictos armados y la escasez de recursos.

El niño al que encarna Abraham Attah -premio Marcello Mastroianni al mejor actor joven o emergente del 72 Festival de Venecia- pierde a su familia y pasa de una infancia compleja, pero feliz, a ser parte de una cruenta guerra civil como miembro de una guerrilla encabezada por un terrible líder (Idris Elba).

“Es la primera película original de Netflix y, lógicamente, eso llama mucho la atención. Ese aspecto es bueno para la película, pero también habrá mucho escrutinio y polémica por la posición de los cines”, apunta Fukunaga.

El realizador se refiere al boicot impuesto por las grandes cadenas estadounidenses, AMC, Regal, Cinemark y Carmike, que se niegan a exhibir el filme por no respetar la ventana tradicional de 90 días entre el estreno de un largometraje y su disponibilidad en otros formatos.

No obstante, a Fukunaga le gustaría que los espectadores que tengan oportunidad de hacerlo, disfruten de la historia en el medio para el que se creó originalmente: las salas de cine.

“Por supuesto, apoyo a Netflix, pero también quiero que la gente disfrute de la película en la gran pantalla. Espero que haya quien escoja esa opción y demuestre que aún le importa el cine”, indica el director de una cinta que ha sido aplaudida por su fotografía, su banda sonora y su diseño de producción.

No solo eso. Los expertos apuntan a que Elba e incluso el pequeño Attah, a quien el director de casting encontró en la calle mientras jugaba al fútbol, podrían lograr una nominación a los Óscar.

“La industria ya se ha visto afectada desde el momento en que Netflix compró la película”, según Fukunaga.

Se estima que la compañía pagó unos USD 12 millones por hacerse con los derechos de distribución.

“Manejábamos otras ofertas, pero nadie fue tan agresivo y demostró tantas ganas como Netflix”, explica.

“Podían haber optado por ir a lo seguro y no apostar por un trabajo tan poco habitual en Hollywood, pero tienen apetito por cosas que no encajan en un molde. Quieren contenidos interesantes, no secuelas banales y apuestas seguras como hacen los estudios”, agrega.

Fukunaga basó el guion de la historia en la novela homónima de Uzodinma Iweala. Aquello ocurrió al mismo tiempo que redactaba el texto para Sin nombre. Desde entonces, la trayectoria del cineasta ha resultado meteórica.

“Es increíble lo rápido que ha pasado. Hace siete años no sabía qué esperar. No sabía qué tipo de cine haría. He rodado en todo el mundo y me siento muy afortunado”, reconoció el director, que desea seguir tocando temas delicados en el futuro.

“Lo que escribo es reflejo de mis intereses. Escribí Beasts of No Nation hace siete años y es una historia aún relevante. Hago películas para arrojar luz sobre ciertos asuntos, llamar la atención acerca de temas reales. Para mí es importante”, declara.

Mientras planea su próxima obra, tal vez saque tiempo para ponerse al día con True Detective.

“Aún no he visto la segunda temporada”, admite acerca de la serie a la que permanece ligado como productor ejecutivo.

Antonio Martín Guirado

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