06 jul. 2024

Neurocientífico francés alerta del descenso de la lectura en las escuelas

La lectura es “una necesidad fundamental” con un “impacto enorme en el desarrollo humano e intelectual de las personas”, pero es un hábito que se está extinguiendo entre los niños y adolescentes y al que la comunidad educativa “está renunciando” de una manera “misteriosa, alarmante y dramática”.

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El experto recomienda eliminar el uso de pantallas hasta los 6 años.

Foto: Pixabay.

Así se pronuncia, en una entrevista con EFE, el doctor en neurociencia y director de investigación en el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia, Michel Desmurget, al reflexionar sobre su última obra, Más libros y menos pantallas (Ediciones Península).

El experto afirma que, debido a la bajada de los niveles lectores, “estamos presenciando una erosión del lenguaje y un detrimento significativo en la complejidad de los libros de texto, en las lecturas juveniles e incluso en las canciones”.

“Estamos viviendo un retroceso alarmante y muy dramático y, no lo digo sólo para avisar de que viene el lobo”, comenta el autor, que ve como “un misterio esta renuncia de la comunidad educativa”, ya que “parece antitética de lo que es su misión de enseñar”.

“Desde hace cincuenta años, el nivel de lectura de nuestros hijos ha bajado indudablemente, hasta tocar hoy día un nivel alarmante. La sociedad se ha adaptado recortando las expectativas escolares, la complejidad de los manuales y la riqueza léxica de los libros juveniles”, escribe Desmurget en su obra.

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El papel de las familias

Debido a esa ausencia escolar, el desarrollo lingüístico “está recayendo en las familias”, según el especialista, que pone el acento en “la responsabilidad que tienen los Gobiernos en hacer llegar a todas ellas el mensaje de la importancia que tiene la lectura”.

Las familias con más medios “ya tienen gran parte de la información de los beneficios que comporta la lectura en los hijos”, pero en las que tienen menos recursos, “el hábito de la lectura se tiene que facilitar por los beneficios que implica”, subraya.

“Si los Gobiernos lo hacen, que deben hacerlo, la inversión se traduciría en un ahorro enorme en lo referente al abandono escolar, repetición de curso y trastornos de atención”, por lo que “sería una inversión que se vería recuperada con creces”, expone.

El Producto Interior Bruto de un país “cada vez está más relacionado con el nivel educativo y el rendimiento académico de su población, lo que en gran parte se debe a la capacidad lectora”, prosigue. Y los riesgos de no fomentarla “no son pérdidas individuales, sino también sociales, colectivas y económicas”, deduce Desmurget.

“Leer nos hace más inteligentes, está documentado ampliamente que incide en el cociente intelectual de las personas, mejora el conocimiento del lenguaje porque el que encontramos en los libros es más rico y complejo, aumenta la cultura general y comporta un aumento de la creatividad, también en la resolución de problemas”, añade.

“Orgía de pantallas contra los beneficios de la lectura”

La bajada de la lectura “no se podrá revertir nunca si no conseguimos hacer retroceder la actual orgía de pantallas recreativas, que destroza la inteligencia de nuestros hijos de una manera que da reparo, y si no rehabilitamos la lectura, cuyos beneficios educativos son tan profundos como insustituibles”, escribe el autor.

El experto recomienda eliminar el uso de pantallas hasta los 6 años, reducirlo al máximo desde entonces y leer a los niños desde los dos meses y hasta el inicio de bachillerato porque “tiene efectos muy importantes en su desarrollo, como ir a las bibliotecas”.

También subraya la conveniencia de “leer a los niños a partir de los 6 años para seguir alimentando su capacidad lectora” y “el placer de la lectura”, pues “sin placer, no hay lectores”.

Y defiende la lectura en papel frente a las pantallas porque “mejora la capacidad memorística y la concentración”, además de la comprensión.

Menos empáticos, más narcisistas

Desmurget menciona el valor de la lectura como un “simulador social o emocional” al permitir que el lector “entre en la cabeza de un personaje”.

Y alerta de que algunas investigaciones han evidenciado una “notable bajada de los niveles de lectura y de empatía en EE.UU. y de un aumento del narcisismo”.

En Francia, ante una situación “alarmante” en este sentido, el actual primer ministro, Gabriel Attal, cuando fue responsable de educación, propuso impartir clases de empatía en las escuelas, recuerda Desmurget.

“En su lugar, yo propondría hacer leer a los niños, porque fomenta la empatía y mejora la convivencia, mientras que las redes sociales fragmentan familias, comunidades y naciones”, remata.

Fuente: EFE.

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