Por Patricia Figueredo
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Caminó desde los 7 meses y desde muy pequeño empezó a hablar. A los 2 años inició el proceso de escritura y su predilección por la tecnología.
Nadie le gana en los torneos de play station que organiza en su casa, si bien sus oponentes alcanzan hasta 30 años de edad. Cursa la 1ª de la Media, a pesar de tener solo 12 años. Tiene conocimientos informáticos sorprendentes, aunque es autodidacta.
Se trata de Elías Manuel Cáceres, quien tiene entre 162 y 170 de coeficiente intelectual, lo normal es 110.
El niño solo espera una oportunidad para seguir desarrollándose, puesto que desea estudiar ingeniería en informática.
Su mamá doña Crescencia cuenta que ya golpeó muchas puertas, pero hasta ahora sigue sin encontrar una respuesta.
El niño asiste al primero de la media, y evidentemente es el menor del curso, físicamente se le ve frágil y con una mirada inocente propia de su edad, pero al hablar con él se perciben las pretensiones y razonamientos que van más allá de lo que cualquiera de su edad espera.
Su madre comenta que muchas veces su hijo es marginado por sus pares debido a su inteligencia.
Agrega que el problema está en que actualmente no existen colegios especiales para este tipo de casos, los que reciben el nombre corriente de niños superdotados o hablando con la terminología actual: niños talentosos.
Sucede que mientras sus demás compañeros desarrollan el planeamiento normal, él busca un contenido mayor o más exigente, además, siempre termina los ejercicios rápidamente, lo que en ocasiones genera molestias en el aula.
“Espero apoyo, y también que existan espacios con materiales que realmente necesito”, dice Elías, con una expresión que delata seriedad e inocencia entrelazadas.
Hasta ahora continúa en un colegio privado, pero la situación económica de la familia pone en peligro la continuidad de la formación de Elías.
“Es por eso que apelamos a la solidaridad de la ciudadanía”, insiste su madre.
El padre del niño, don César, es peluquero, pero por su avanzada edad los trabajos empiezan a mermar. Ahora, prácticamente dependen de los ingresos que proporciona la venta de minutas.
“Recuerdo que en una oportunidad mi hijo me dijo: ¿Acaso es tan malo ser inteligente?”, señala doña Crescencia, con un tono de tristeza y al mismo tiempo de orgullo.
NO HAY ESPACIOS,
SOLO PLANES
Partiendo de esta realidad, empezamos a averiguar y encontramos que desde este año el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) implementa, a través de su Dirección de Educación Inclusiva, el plan de Abordaje pedagógico de las Altas Capacidades desde una visión Inclusiva. Esto pretende optimizar el desempeño de los docentes de la modalidad de atención a las necesidades educativas especiales, a través de la capacitación y actualización permanente, además de desarrollar una red nacional de intercambio de experiencias en el abordaje pedagógico de las altas capacidades.
El licenciado César Martínez, director de esta dependencia, comentó que este trabajo será realizado durante 3 años, a partir de este, y busca que en cada departamento existan docentes capacitados para atender estos casos.
“No tenemos un programa específico todavía, pero le incluimos dentro de lo que se llama necesidades educativas especiales”, señaló Martínez.
Indicó que lo que el MEC ofrece es realizar un diagnóstico psicológico al niño para luego, dependiendo del resultado, preparar una reestructuración curricular de lo que desarrollará la maestra ese año lectivo.
Es decir, que si un padre, madre o encargado llega a notar comportamientos llamativos en la inteligencia o actuar de su hijo puede dirigirse gratuitamente a la Dirección de Educación Inclusiva, ubicada en Km. 4 y medio, en el edificio del Programa de Educación Permanente de Jóvenes y Adultos (Prodepa) para recibir la asistencia mencionada.
“LOS TALENTOSOS NO SON BRILLANTES EN TODAS LAS DISCIPLINAS”
Los niños superdotados no precisamente son brillantes en todas las inteligencias sino que más bien desarrollan una o dos de ellas.
“Los niños superdotados o talentosos no son brillantes en todas las áreas o habilidades”, señaló Patricia Talavera, directora del Espacio Comunitario de Aprendizaje.
Generalmente se da más valor a las habilidades lógico-matemáticas o musicales siendo que hasta la habilidad extrema en la práctica de un deporte puede reflejar una alta capacidad, explicó la especialista.
La institución en cuestión depende del Centro para el Desarrollo de la Inteligencia (CDI) y empezó trabajando con talleres, para luego ir evolucionando en este campo de asistencia a casos de inteligencia avanzada.
Actualmente cuentan con una escuela que implementa desde el nivel inicial -maternal- hasta el octavo grado, y que pretende alcanzar al tercero de la media la asistencia especial al desarrollo de los niños talentosos.
A propósito, Talavera comentó que como el niño se desarrolla más en un solo aspecto, muchas veces no es del todo recomendable insertarlo en espacios donde su desarrollo socioafectivo no será acompañado o potenciado.
Es decir, un niño de 9 años con mentalidad de 16 debe desarrollar sus aptitudes sin dejar de compartir con sus pares en edad.
Con esta afirmación coincidió el licenciado Martínez, quien indicó que sería bueno incluirle dentro de la escuela en el nivel de acuerdo a la edad para compartir con sus pares, y que le realicen una adecuación curricular en cuanto a contenido, exigencia y evaluación.
Aseguró que mientras dure la etapa escolar, el MEC tiene atribuciones, pero luego, en la universidad ya no tienen incidencia.
“Hay universidades que no quieren permitirle el ingreso porque no tiene la edad. La universidad privada normalmente acepta”, sostuvo.
Recordó un caso en el que por política de la Universidad Nacional de Asunción no se le abrió la posibilidad a un niño que tenía estas cualidades especiales.
Recomendó además que los padres no tienen que aceptar el primer diagnóstico de los docentes, “de que es cabezudo o hiperactivo”.
Recomendó que los mismos deben ir más allá de la simple percepción negativa. Al respecto, explicó que muchas veces los niños pueden tener más capacidades, pero para no ser tildados por sus compañeros de “bochos o nerds”, se estancan y no se desarrollan.