EFE
Martínez, que encabeza la Unidad Especializada de Trata de Personas, explicó a Efe en una entrevista en Asunción que es muy poca la atención que se pone sobre los casos de varones porque es un tema que está “normalizado” y no requiere para ejercerse de una estructura de organización criminal o mafia.
“Cualquiera tiene un conocido o un pariente en el campo y le dice: '¿Vos no tienes un chico que me pueda ayudar? Yo le voy a mandar a estudiar y se va alimentar bien’”, indicó Martínez.
La fiscal señaló que esas circunstancias implican que un niño esté trabajando en casa de otras personas, levantándose a una hora que no debería o haciendo tareas para otros, lo que “no es una actividad de un niño”.
“Un niño tiene que estar jugando y estudiando. No trabajando”, puntualizó.
En ese sentido, Martínez dijo que desde la promulgación de la ley contra la trata de personas en 2012, se comenzó a contemplar la explotación de menores en tareas laborales, sobre todo en el campo.
“Todo aquel hecho que tiene los elementos típicos de la trata, la captación, el traslado, la explotación... lo abordamos por esa vía. Por eso hablamos que la trata acá tiene cara de niño, porque ellos son los que están en ese proceso. Es casi en su mayoría trata laboral, muy poco la trata sexual en varones”, destacó.
Martínez explicó que existen varias características distintivas en la trata de niños: procedentes del campo o en situación de calle, destinados a tareas domésticas o actividades en el campo.
“Son traídos para la actividad doméstica, los padres no ven el campo como algo ilícito el trabajo doméstico infantil porque a sus hijos los tienen también trabajando. Hasta ahora para las cosechas del algodón y de la caña de azúcar”, agregó.
También explicó que se han encontrado casos de niños que son utilizados como jinetes en carreras clandestinas de caballos por su reducido peso y que son alquilados muchas veces por los propios padres, quienes ganan dinero a costa de este tipo de explotación.
“Alquilan a los niños y pagan una suma a los padres, un porcentaje. Cuando hay carreras grandes los padres salen con dinero, pero no ven el riesgo”, dijo Martínez.
“Hay niños, los que están ya captados para eso, que reciben poca alimentación para que no tengan peso, que tienen que levantarse de madrugada a hacer las prácticas, si se caen del caballo les castigan (...). Hay un proceso de esclavización de estos niños que están captados para las carreras”, añadió.
La fiscal denunció otro tipo de trata de menores que utiliza a los niños que están en la calle, no tienen hogar o se desligaron de sus familias, como recaderos o mensajeros del negocio de la droga en las ciudades de Paraguay.
Martínez indicó que desde el Ministerio Público trabajan de forma conjunta con la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) para detectar a estos niños que trabajan en el menudeo del tráfico de drogas.
También señaló que hay un tipo muy concreto de trata de personas, que incluye a menores, para el trabajo forzoso en las explotaciones y fábricas de carbón.
“Se llevan a los niños para el trabajo en el campo, para la fábrica de carbón, que es un trabajo pesadísimo. Sobre todo niños indígenas con sus padres, porque son los que soportan el calor, según dicen”, indicó la fiscal.
La Organización de las Naciones Unidas define la trata como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas”, con amenazas, fuerza u otras formas de coacción que dejan a los afectados en “situación de vulnerabilidad”.
Para Martínez, en Paraguay solo existía hasta el momento la idea de trata de personas en relación a explotación sexual.
“Ahora se está hablando de trabajo infantil forzoso, de otras actividades explotativas en las que son víctimas niños y se empieza a hablar de la erradicación del trabajo forzoso infantil, de la explotación o del trabajo doméstico”, dijo Martínez.