“Mala noticia a los compañeros que son penitenciarios, le mataron a Óscar González. Hace tres días estuve hablando con él y me avisaron luego ‘los perros’ que le tenían amenazado y tuve que decirle, advertirle y ahora le liquidaron, dos motoqueiros”, se escucha decir a un hombre, en un audio difundido ayer.
La voz es del director general de Establecimientos Penitenciarios, Artemio Vera, que se refería a la trágica muerte del ex director del penal de Tacumbú, que fue asesinado por sicarios el domingo, en el quincho ubicado en el interior de la casa de su padre, en barrio Obrero, Asunción. Pese a ello no se activó protocolo alguno de seguridad a favor de la ahora víctima de sicariato.
Vera, en comunicación con Radio Monumental, reconoció que es su voz la que se escucha y afirmó que recibió la información de que el hombre era amenazado.
Sostuvo que habló con el afectado en su oficina, a pesar de que González ya no dependía de él, ya que fue comisionado a la Dirección de Derechos Humanos de la Corte Suprema de Justicia.
Explicó que se realizó la reunión para ponerlo al tanto, pero que el hecho fue desestimado por el propio Óscar. “En el mundo de las cárceles, uno escucha de todo, muchas veces son mentiras, en este caso, fue algo real. Me preocupó escuchar que él recibió una amenaza, pero él negó, me dijo que no recibió amenazas”, relató.
A pesar de tener una información sobre el caso, el alto funcionario penitenciario reconoció que no realizó las gestiones para activar mecanismos de protección.
“Si él me decía que de verdad recibió una amenaza, que tiene miedo, que necesita protección, ahí la cuestión iba ser diferente, pero él me dijo que no recibió ninguna amenaza”, indicó a modo de justificación de la falta de acción.
VIDEOS. Ayer salieron a la luz imágenes de cámaras de seguridad que están instaladas en la zona donde se produjo el crimen, donde se puede ver que dos personas participaron del hecho.
Uno de los sicarios persiguió a González cuando este atravesó el portón para ingresar a la casa de su padre, ubicada sobre la calle 28ª Proyectada.
El asesino entra al domicilio para cometer el crimen, persiguiendo a la víctima hasta el quincho del hogar. González recibió cuatro impactos de bala en distintas partes del cuerpo.
Todo ocurrió frente a sus familiares: su padre, que también fue funcionario penitenciario; su esposa, que se encuentra embarazada, y sus dos hijas pequeñas.
Una de las versiones que se manejan es que el hecho tendría relación con un allanamiento que se produjo en la cárcel de Tacumbú, en octubre de 2020, donde halló un laboratorio de droga.