A pesar de que el país podría comenzar a sentir algo de alivio, dado que se está registrando una desescalada de la epidemia de chikungunya, aún no se puede cantar victoria. El último informe de la Dirección General de Vigilancia de la Salud reportó respecto a la situación epidemiológica de arbovirosis a nivel nacional y los informes apuntan sobre un descenso a nivel nacional del chikungunya. De acuerdo con los datos, hasta la semana pasada se registraron un total de 72.022 casos de chikungunya y 2.245 de dengue. Como consecuencia de la segunda arbovirosis más letal en el país se han confirmado ya un centenar de decesos. Según los registros del Ministerio de Salud, luego de una década, otra arboviris provoca el deceso de más de 100 personas en el país; la última vez que se registró una cifra tan alta fue en la temporada entre el 2012 y el 2013 cuando nuestro país padeció una de las mayores epidemias de dengue, desde que se empezaron con los registros oficiales: en aquel periodo la cantidad de fallecimientos llegó a 252.
El retroceso de los efectos de la picadura del Aedes aegipty no debería significar dejar de tomar todas precauciones para mantener controlada la situación y seguir combatiendo los criaderos. Ni las instituciones ni la ciudadanía deberían bajar la guardia en este aspecto.
No obstante, se cierne sobre nuestro futuro inmediato una nueva potencial crisis sanitaria y este es el momento exacto para evitarla. Se trata de que los virus respiratorios están comenzando a tomar fuerza en esta temporada y se espera que se incremente en la temporada de invierno.
Afortunadamente en este caso, esta situación que tiene gran impacto sobre el sistema de salud, y sobre la salud de las personas la podemos prevenir. En primer lugar y fundamentalmente se encuentran las vacunas. El Programa Nacional de Inmunización dispone de 1,2 millones de dosis de vacunas bivalente contra el Covid-19 para inmunizar a la población contra la cepa original del virus, conocida como Wuhan, y contra la variante ómicron. Al mismo tiempo, fueron distribuidas 1,5 millones de dosis de vacunas cuadrivalentes para ofrecer protección contra dos tipos de influenza A y B; además de las 20.000 dosis de vacunas contra el neumococo, pero solo para adultos a partir de los 60 años.
Es muy importante que recordemos la terrible experiencia que vivimos con la pandemia del Covid-19. La grave crisis que padecimos durante dos años, con hospitales colapsados de pacientes hasta en los pasillos, aguardando por una cama en Terapia Intensiva; la falta de medicamentos en los hospitales públicos y la población que angustiada logró sobrevivir a fuerza de solidaridad, polladas y ollas populares.
Según las cifras oficiales, Paraguay acumula 808.943 casos de coronavirus y ha tenido 19.902 fallecidos desde que se confirmó el primer caso en el país, el 7 de marzo de 2020.
El efecto que tiene el aumento de las enfermedades respiratorias de temporada sobre nuestro ya débil sistema de salud público no debería ser subestimado.
Precisamente por eso, debemos dar muestra de que aprendimos algunas lecciones de una de las peores experiencias que vivimos como nación, dejando de lado las guerras. Este es el momento exacto en que necesitamos mostrar que somos capaces de retomar los cuidados sanitarios con compromiso y responsabilidad.
La ciudadanía debe acudir a los centros vacunatorios para inmunizarse y al mismo tiempo debemos retomar los cuidados: el lavado de manos, uso del alcohol para higienizar y el uso del tapabocas en lugares concurridos y escasamente ventilados.