La conjunción de ausencia de pensamiento crítico y escrúpulos, así como una importante dosis de mentiras están truncando la urgente necesidad de impulsar un plan que garantice educación universal y de calidad a niños, niñas y adolescentes de Paraguay.
Desde hace unas semanas, la situación se tornó intolerable. Ya superamos la línea de críticas infundadas para pasar a la de las mentiras, y lo que es peor, aprobar normas que reducirán los ya escasos recursos dirigidos a la educación en Paraguay.
Desde hace años un sector de la sociedad viene criticando conceptos sin conocerlos ni proveer evidencia de la existencia de literatura seria que apoye sus argumentos. Apelando a la religión, en un Estado que se declara laico constitucionalmente, buscan imponer sus ideas que en muchos casos también están distorsionadas, si se considera el posicionamiento de las autoridades a nivel global de esos mismos grupos.
Una infinidad de expresiones cuasimedievales y cercanas a teocracias sumamente agresivas y violentas en la actualidad que están a la orden del día gracias a políticos cuyo único objetivo es posicionarse para ganar votos. En paralelo, otro grupo de personas autodenominadas “profamilia” miente sobre el ahora famoso Plan de Transformación Educativa, el que además de no incluir los contenidos señalados, ni siquiera es ambicioso con respecto a los mínimos objetivos que requiere el país.

Salir del pozo educativo en el que nos encontramos exige ponernos como meta la universalización de la cobertura y del egreso, así como un aumento sustancial de la calidad del aprendizaje. Actualmente alrededor de un tercio de los adolescentes están excluidos de la educación Media, solo el 60% de la niñez que empiezan en primer grado termina la educación Media y lo que aprenden en la escuela no llega ni al nivel mínimo del promedio regional.
Paraguay invierte alrededor del 3% de su PIB en educación, el Ministerio de Educación y otras instituciones involucradas cuentan con alrededor del 2,8% frente a la experiencia internacional que nos dice que como mínimo se necesita 6%.
A pesar de eso, un grupo de parlamentarios irresponsables, con ningún compromiso con la patria y sus niños, niñas y adolescentes, se dan el lujo de rechazar recursos por razones electoralistas. Algunos de estos políticos ya habían aprobado siendo parlamentarios o utilizado esos recursos cuando eran autoridades ministeriales, lo cual demuestra la falsedad y el oportunismo de sus acciones actuales.
Es más, la Unión Europea también apoya al sector económico para las mejoras en la productividad y de manera similar el Gobierno de Taiwán, el japonés, el alemán y otros países apoyan la educación a través de diversos mecanismos. Sin embargo, estos no son motivos de rechazo.
La cooperación de la Unión Europea bajo la forma de apoyo presupuestario está vigente en Paraguay desde inicios del presente siglo. Estos fondos forman parte de lo que se denomina Ayuda Oficial al Desarrollo, a través de la cual los países con mayor nivel de desarrollo cooperan con los demás países del mundo. El apoyo presupuestario constituye uno de los mecanismos de afianzamiento de lazos de cooperación, como también son las becas, el intercambio cultural o las cooperaciones técnicas.
Todas estas acciones son parte de los vínculos que establecen las naciones porque compartimos el mismo mundo y, por lo tanto, nos debería importar que todos estemos bien, independientemente de en qué país nos tocó nacer. Ojalá, una vez que pasen las internas, vuelvan la cordura y el interés por el bien común. Nos merecemos todos un país mejor.