“El riesgo de intubación o muerte no fue significativamente mayor o menor entre los pacientes que recibieron hidroxicloroquina que entre los que no lo hicieron”, dijeron autores del estudio.
La investigación, publicada esta semana en The New England Journal of Medicine, “no debería servir para descartar el beneficio ni el daño del tratamiento con hidroxicloroquina”, según señalaron sus autores.
“Sin embargo, nuestros hallazgos no respaldan el uso de hidroxicloroquina en la actualidad, fuera de los ensayos clínicos aleatorios que prueban su eficacia”, precisaron.
El presidente de EEUU, Donald Trump, promocionó con frecuencia el uso de hidroxicloroquina en el tratamiento del coronavirus. La hidroxicloroquina y un compuesto relacionado, la cloroquina, se usaron por décadas para tratar la malaria y trastornos autoinmunes como el lupus y la artritis reumatoidea.
INVESTIGACIÓN. El estudio se realizó en pacientes de la sala de emergencias del Hospital Presbiteriano de Nueva York y el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia y lo financiaron Institutos Nacionales de Salud de EEUU.
Según sus responsables, 811 pacientes recibieron dos dosis de 600 mg de hidroxicloroquina el primer día y 400 mg diarios durante cuatro días. Otros 565 pacientes no recibieron el medicamento.
Al comparar los dos grupos, “no hubo una asociación significativa entre el uso de hidroxicloroquina y la intubación o la muerte”, observa el estudio. Health Canada, la Agencia Europea de Medicamentos y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU advirtieron contra el uso de hidroxicloroquina para tratar el Covid-19.
SIRIA. En un laboratorio farmacéutico de Siria, Rashid Al Fayçal y su equipo trabajan sin cesar en la producción de hidroxicloroquina, un medicamento contra la malaria por el que se apostó para tratar a enfermos de coronavirus.
El laboratorio de Fayçal, de gestión privada, es uno de los seis con licencia para fabricar la medicina en Siria, un país en guerra en el que se detectó 45 casos de contagio, incluyendo tres decesos.
“La demanda se intensificó después de la crisis del coronavirus. Importamos la materia prima y empezamos a producirlo”, indicó el responsable del establecimiento, ubicado en la ciudad siria de Homs.