13 oct. 2024

No le fue bien como chapista y ahora crea cuchillos artesanales

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Exitoso. Édgar (i) empezó ofreciendo sus obras a la familia y luego pudo ampliar su clientela.

N. M.

Al regresar al país, luego de residir un buen tiempo en Buenos Aires, Argentina, Édgar Acuña probó salir adelante con el oficio que tenía a mano: La chapería. Pero, ante la escasa demanda, no tardó en darse cuenta de que en ese rubro no tendría un futuro auspicioso. Las horas de ocio en su taller las invirtió en crear cuchillos artesanales, recuperando la memoria de lo que aprendió en la capital argentina, trabajando con un ciudadano italiano.
Édgar Acuña, de 38 años de edad, cuenta que no alcanzaba a cerrar el mes con el dinero que ganaba como chapista. Por lo que buscó una alternativa para mejorar la calidad de vida en su hogar que comparte con su esposa, Ramona Riveros.

Recordó la época en que ayudaba, en Buenos Aires, a un italiano en la fabricación de cuchillos artesanales y entendió que podría dedicar una parte de su tiempo para hacer lo mismo.

A la par de su tarea de chapería y pintura de automóvil, se volcó a crear cuchillos artesanales hace unos años. De a poco fue ganando clientela. Al principio fue difícil porque nadie lo conocía. Pero empezó abriéndose paso entre los miembros de su propia familia y luego sus amigos, quienes fueron los primeros que compraron.

“Hace 18 años, viajé a la Argentina en busca de un futuro mejor. Entré a trabajar en el taller de un italiano de nombre Leo, quien fabricaba cuchillos artesanales, pero que vendía en cantidades casi industriales. Allí aprendí el oficio, pero después tuve que volver al Paraguay ejerciendo el trabajo de chapista y pintor de automóviles”, comenta Édgar, quien vive con su pareja en el barrio María Auxiliadora de Bella Vista, Itapúa.

Desde su retorno al país, tras su corto exilio económico, Édgar procuró salir adelante trabajando en varios oficios hasta que finalmente se dedicó a la chapería. Pero no le iba bien. Entonces, comenzó a fabricar los cuchillos, un hecho que le cambió la vida desde hace unos años.

“Varias actividades hice buscando salir adelante, pero en realidad cuando comencé con la creación de cuchillos artesanales, fue que comencé a cambiar mi vida, aunque fue lento conseguir el mercado. Hoy día vendo muy bien, lo que me ayuda a llevar una vida digna con mi pareja, mejorando bastante el nivel económico”, comparte.

Asevera que sus obras son 100% artesanales y los precios son accesibles, adaptables –dice–, de acuerdo con las especificaciones del cliente. “Tengo cuchillo desde G. 50.000 hasta G. 150.000, dependiendo de la calidad y el tamaño”, apunta.

Cuenta que todavía cumple con algunos encargos de chapería y pintura, pero en ocasiones especiales y dependiendo del cliente. “Porque desde que inicié el trabajo de fabricación de los cuchillos artesanales, cada vez me va mejor, por lo que dedico mucho tiempo a eso. Gracias a Dios, me va muy bien porque tengo muchos pedidos y vendo una gran cantidad cada día. Incluso recibo pedidos desde Asunción, Ciudad del Este y de otras ciudades del país”, refiere.

Acuña recibe la ayuda de su esposa en la tarea que lleva adelante.

“No tenemos aún hijo, pero mi señora me ayuda en todo, es un trabajo en el que los dos participamos. De hecho, yo hago la tarea con las herramientas más delicadas, como la amoladora, la perforadora, la cortadora, entre otras herramientas eléctricas; pero Ramona me ayuda en todo lo que puede”, señala el entrevistado.

El artesano deja dos números de teléfonos para los interesados en adquirir algunas de sus obras: (0973) 861-266 y (0975) 551-154.

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Variedad. Sus obras las hace a la medida.

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Profesional. También fabrica hacha de carnicero.

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Sello. En la hoja lleva la firma del artesano.

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