En el ojo de la tormenta luego de las supuestas irregularidades durante su gestión en IPS y su declaración jurada de bienes, el ministro de Hacienda, Benigno López Benítez, asegura que detrás de los cuestionamientos hay grupos influyentes y conservadores que quieren forzarlo a renunciar para mantener el statu quo. Subrayó que no piensa dejar el cargo y que cuenta con el apoyo del presidente Mario Abdo Benítez (su hermano), pero dejó en claro que si siente que es un problema, se irá solo.
–Gremios de jubilados y trabajadores, así como un ex diputado y un senador, lo están acusando de estafa y lesión de confianza por su gestión en IPS.
–Hay que ser muy creativo para acusarme de eso. La realidad es que sectores internos del IPS me están pasando la factura por los cambios que hice allí, cortamos el carnaval de reposos, disminuimos las jubilaciones truchas y los contratos de favor, y eso no agrada. Después están los sectores conservadores de la sociedad que no quieren saber nada de la reforma tributaria y que quieren seguir beneficiándose sin aportar lo que tienen que aportar y se valen de esto; y también están los sectores que quieren seguir dilapidando el presupuesto. La gente cree que haciendo lo mismo vamos a tener resultados diferentes.
–Según usted, entonces, usan su gestión en IPS como palanca para atajar la reforma tributaria. ¿Pero por qué, si el proyecto se hizo con consenso del sector privado?
–No hay otra explicación para mí. Si se empiezan a leer los ataques, dicen: ‘Esta persona que hizo tanto mal en IPS no puede liderar una reforma’. Dos más dos son cuatro.
–¿Cuáles son los grupos, específicamente, que quieren su cabeza?
–No es el momento de individualizar y tener más enemigos, pero ellos saben que yo sé quienes son. Un proceso de reforma es así, no estamos bien, pero hay gente que cree que estamos bien así (...) Las reformas se van a llevar a cabo, con o sin Benigno. Tiene un costo muy alto, pero es lo que hay que hacer.
–¿No pasa por su cabeza renunciar?
–Yo no me quiero ir a ningún lado, tampoco quise venir a Hacienda. Yo no pedí este ni otro cargo nunca en mi vida. Voy a estar donde el presidente crea que le puedo ayudar.
–Pero no va a renunciar.
–No. Si el presidente me pide que me vaya, me voy. Y si yo creo que voy a ser un problema, me voy a ir también. Acá hay una trayectoria del Ministerio de Hacienda que hay que evaluar también. Hacienda no puede estar complicada con esta campaña inmisericorde, hay gente valiosa que trabaja mucho y que ha construido credibilidad.
–¿Qué quiere decir eso?
–Que no es mi renuncia nomás. Pero tampoco voy a renunciar para darle el gusto a ciertos grupos que pretenden que nada cambie, y me gustaría que esto se aclare bien.
–Hay cuestiones que aclarar como usted dice, por ejemplo las contrataciones de seguridad y los sobrecostos en equipamientos en su anterior gestión.
–Se están tomando las denuncias como si fuese que son verdad y nadie pregunta. Ninguna de las denuncias que tuve conocimiento, son fundadas y consistentes con lo que se hizo. En primer lugar, se muestran productos diferentes como cánulas y camas, porque una cosa es lo que IPS pide, con ciertas especificaciones, y otra es la que te puede vender una farmacia por ejemplo.
–¿Y la seguridad privada?
–Ahí, el gran salto no es en mi administración, se da en el 2011, donde se pasa de 100 a 260 guardias, yo mantuve hasta que en 2017 se sumaron 80 más, pero eso no se ejecutó porque el Hospital Ingavi no se habilitó en ese año. Además, de ese contrato del 2017, yo no participé de la sesión del Consejo donde se aprobó la adjudicación de seguridad. Si vos no estás, no participaste de la decisión, ¿cómo te pueden imputar la responsabilidad de si está bien o mal? Yo estoy muy tranquilo con mi gestión. Eso no quiere decir que el IPS no pueda tener problemas o que uno no pueda haberse equivocado.
–¿Cuál es su relación con Óscar Chamorro Lafarja?
–No le conocía antes de IPS, le conocí como proveedor de IPS así como a muchos otros. Nunca tuve una charla privada con él, sí tuve los mismos reclamos de otros proveedores por atrasos en los pagos. Pero no soy su amigo.
–¿No tiene nada que ocultar?
–No, yo pedí que se me audite. Yo entiendo que los cambios que impulsamos tengan consecuencias. Repito, la gente cree que haciendo lo mismo vamos a tener resultados diferentes, pero lo que vamos a tener es un país con enormes problemas por haber metido el populismo en la administración y en la economía.
–¿Cree que estas denuncias contra usted perforaron su relación con el presidente?
–No, mi hermano me conoce y por algo me tiene acá.
–Muchos dicen que no se puede hacer una reforma tributaria sin una reforma en el gasto.
–En el proyecto de reforma tributaria se trabajó mucho. Esto va a traer mayor equidad, va a acabar con las deducciones carnavalescas y tiene un componente importantísimo de formalización para los pequeños contribuyentes con el Resimple. Pero eso no es suficiente, porque necesitamos más recursos, y por eso estamos viendo la parte del gasto. Estamos reduciendo los gastos superfluos; trabajamos en un proceso de compra más eficiente que va a generar ahorros; estamos trabajando en un tema de estructura del Estado; y estamos viendo además la protección social, donde tenemos hoy un programa pero no un sistema.
–¿Cuándo va a estar lista la reforma del gasto?
–Esta reforma tiene otro paso que la tributaria. Esto implica leyes del sector público, de docentes, de competencias. Pero sí hay primeras medidas que vamos a ir sacando ya, como compras públicas y el presupuesto por resultados.