“Como parte de una de las últimas generaciones de supervivientes, debo seguir transmitiendo este mensaje y recordar el sufrimiento de todos ellos”, declaró el copresidente de la asociación nipona sobre su objetivo principal tras ganar el Premio Nobel de la Paz.
También recordó este martes que su experiencia como hibakusha, superviviente de la bomba atómica, lo llevó a comenzar su activismo antinuclear y a reflexionar sobre el impacto actual de este organismo.
En una rueda de prensa organizada por el Club de Corresponsales Extranjeros de Tokio (FCCJ), el activista nipón contó cómo su experiencia como superviviente de la bomba atómica en Nagasaki, cuando era estudiante de séptimo grado, lo llevó a empezar a reunir testimonios de otros hibakusha para crear esta organización 11 años después.
“Estaba rodeado de cristales rotos, pero la puerta sobre mí permanecía intacta. Cuando sobreviví, sentí que fue un milagro; casi nadie tuvo esa suerte”, recordó Tanaka sobre su experiencia el día de la explosión, un momento que recuerda a la perfección y sobre el que asegura que podría pasar “horas y horas” hablando de cada detalle, a pesar de su corta edad.
La agrupación fundada en 1956 por los supervivientes de las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki, 11 años antes, trabaja por difundir los testimonios de los afectados por todo el mundo y por promover un mundo libre de armas nucleares.
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Su inicio tardío fue causado por el “miedo” de los supervivientes a contar su experiencia, un tabú creado en la sociedad japonesa por el rechazo a la radiación, de la que se “desconocían” sus consecuencias y alcance en palabras de Tanaka, y la poca ayuda que recibieron los hibakusha por parte del Gobierno japonés.
“Durante tres años, el Gobierno japones no dio ningún tipo de ayudas a los hibakusha, solo se centraban en reconstruir las ciudades”, declaró el activista nipón , quién añadió que gracias a una explosión posterior que afectó a una embarcación atunera nipona, el resto del país “comenzó a entender” las consecuencias de la bomba atómica en la población de Nagaski e Hiroshima.
“Intentamos reunir el máximo número de víctimas posibles y exigir nuevas leyes. El Gobierno no podía ignorar nuestras peticiones”, aseguró Tanaka, quien también afirmó que, de manera progresiva, lograron que los hibakusha recibieran la mayor cantidad de ayudas sanitarias y monetarias posibles por parte del gobierno local.
Tras declaraciones del actual primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, sobre el armamento nuclear y su opinión sobre la invasión rusa en Ucrania, Tanaka afirmó que mucha gente “no comprende” el sufrimiento de las víctimas y, por esa razón, se sigue debatiendo sobre el uso de este “tipo de armas”.
Es la primera vez en 50 años que Japón recibe el Premio Nobel de la Paz desde 1974, cuando fue galardonada Eisaku Sato, que fue primer ministro de Japón entre 1964 y 1972, por representar la voluntad de paz del pueblo japonés, introducir los tres principios no nucleares de “no poseer, producir o permitir armas nucleares” en el país y firmar el TNP en 1970.
Los bombardeos nucleares de Hiroshima y Nagasaki dejaron más de 210.000 muertos por el efecto directo de la explosión, así como por las consecuencias de la radiación que años después seguía afectando a la población.
Fuente: EFE