Bruder se lanzó a la carretera para descubrir la penúltima “estafa del sueño americano” y denunciar el lado oscuro de la economía estadounidense, pero a la vez dignificar y celebrar la capacidad de reinvención de los nuevos desheredados del sistema.
Tras las crisis de 2008, decenas de miles de estadounidenses se vieron arruinados y sin poder pagar sus hipotecas o alquileres al alza, después de vidas enteras encadenando trabajos con salarios bajos y sin posibilidad de cobrar una jubilación.
La vida nómada se presentó ante ellos cómo la única posibilidad de salir a flote, eso sí, trabajando duramente para poder llenar el estómago y el depósito de gasolina, según cuenta Bruder.
Temporeros en los campos de remolacha de Dakota del Norte, trabajadores multitarea (desde limpieza de inodoros a registro e información de campistas) en los campamentos de verano del National Forest de California o “mozos” de almacén clasificando productos a toda velocidad para Amazon en la campaña de Navidad en su nave de Texas.
Lea más: El Covid-19 golpea el glamur de los premios de Hollywood
Para los empleadores, es mano de obra de bajo coste, que causa pocos problemas y de la que es fácil prescindir. Especialmente contradictoria resulta la imagen que describe Bruder de multitud de trabajadores en edad de jubilación al límite de sus fuerzas para que el resto de estadounidenses reciba a tiempo en sus casas los regalos de Navidad.
El trato que dispensa Amazon al personal empleado en sus almacenes ha sido noticia en varias ocasiones en Estados Unidos desde 2011, cuando el periódico Morning Call de Allentown reveló condiciones de explotación similares a los talleres clandestinos.
La mayoría de estas personas nunca imaginaron que podrían acabar así, creían estar más o menos a salvo en su condición de clase media. En el libro se habla por ejemplo de un antiguo taxista de San Francisco de 67 años, de un exdirector artístico de una agencia publicitaria de 62 o de una experiodista radiofónica de 77.
El personaje que interpreta Frances McDormand en la película está inspirado en Linda May, una mujer de 64 años que de un día para otro se vio durmiendo en un diván en la entrada en casa de su hija, con su yerno y sus tres nietos.
La mayor de tres hermanos, con un padre alcohólico y una madre en depresión crónica, May abandonó la secundaria para empezar a trabajar, pero con los años lo retomó, se graduó y obtuvo un diploma universitario, además de criar dos hijas prácticamente sola.
Trabajó duro toda su vida, como conductora de camión, camarera, contratista de obras, propietaria de un negocio de suelos de parqué, ejecutiva de seguros, empleada de la Agencia Tributaria o cuidadora en un centro de lesiones cerebrales traumáticas.
Nota relacionada: La Llorona, un filme que clama justicia contra el genocidio guatemalteco
Al borde de la desesperación descubrió en internet unos tutoriales de un hombre llamado Bob Wells que ofrecía todo tipo de consejos útiles para escapar de la sociedad de consumo y vivir una vida nómada con lo imprescindible.
“Somos personas que están cansadas de vivir la carrera de ratas y una vida llena de hiperconsumismo, siempre comprando cosas en busca de satisfacción, pero nunca encontrando. En cambio, estamos volviendo a nuestras raíces originales y verdaderamente humanas del nomadismo tribal”, escribe Wells en su canal de Youtube, que cuenta hoy con casi medio millón de suscriptores.
Tanto Linda May como Bob Wells y otros nómadas reales a los que Bruder conoció a lo largo de tres años de convivencia con ellos han participado en la película de Zhao, como mentores y compañeros de la protagonista en este viaje a lo largo y ancho del Oeste estadounidense.
La película, ganadora del León de Oro en el pasado Festival de Venecia, entre otros galardones, se estrenó en EEUU hace apenas 10 días, el 19 de febrero.