El tema social, así como la habitual preocupación de los obispos del Paraguay por los más pobres y olvidados, los indígenas, no faltó como tema de reflexión en las homilías del Novenario de la fiesta de la Virgen de Caacupé. Sin embargo, en esta edición estas inquietudes se vieron sobrepasadas por la realidad política del país.
Pedro Collar, obispo de la Diócesis de San Juan Bautista, en su homilía se refirió a la corrupción generalizada, las injusticias, los maltratos, la violencia, el narcotráfico, la trata de personas y los abusos de poder. El religioso instó a la participación y al involucramiento en el ámbito social y público de los laicos, particularmente de los jóvenes. Afirmó que la grandeza política en momentos difíciles se obra con principios y pensando en el bien común a largo plazo.
Monseñor Gabriel Escobar, obispo del Vicariato del Chaco paraguayo, se refirió al controversial Plan Nacional de Transformación Educativa, expresando que, si bien es necesaria una reforma educativa “urgente”, se debe realizar un análisis del proyecto con participación de todos los sectores; pidió también a quienes se están candidatando que se esfuercen para defender los valores de la vida y la familia”. Escobar apuntó a la imperante inseguridad y recordó a los secuestrados por grupos criminales armados, como Óscar Denis, Edelio Morínigo y Félix Urbieta. Puntualmente se dirigió a sus familiares y manifestó que la Iglesia Católica los acompaña, principalmente a través de oraciones.
En el tercer día del Novenario de la Virgen de Caacupé, con el tema La mujer en la vida y misión de la Iglesia, Guillermo Steckling, obispo de Ciudad del Este, invitó a reflexionar sobre el lugar que ocupan las mujeres en la Iglesia y resaltó la figura de la Virgen María. El religioso dijo que existe un despertar en cuanto al papel y el espacio que corresponde a las mujeres. “Ellas han ido conquistando espacios. Las vemos en el mundo empresarial, policial, militares, universidades, en la política. Ellas están y no han llegado allí sin luchar”, y enfatizó el dolor que genera la violencia contra las mujeres en todas sus manifestaciones, ya sea el machismo eclesial, social y cultural, así como los feminicidios.
El primer cardenal paraguayo, Adalberto Martínez Flores, arzobispo metropolitano de Asunción y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, presidió asimismo la misa central, en el marco del novenario, y ante la presencia del presidente Mario Abdo Benítez y cientos de fieles reflexionó sobre el rol de los laicos en la sociedad, sobre todo en la importancia de que estos no solo escuchen la palabra de Dios, sino que la practiquen con “coherencia” y con base en el “código moral”.
El cardenal se dirigió principalmente a los políticos y a quienes tienen altos cargos públicos, exhortándolos a ser coherentes entre lo que dicen y hacen, a trabajar por el bien común y a fijarse en las fuentes que financian sus campañas electorales.
“El Paraguay necesita con urgencia signos de esperanza de quienes tenemos la responsabilidad ante la sociedad. El mensaje central interpela al Paraguay, donde 8 de cada 10 personas se declaran bautizados católicos, podemos deducir que la mayoría de los que llevan altos cargos son católicos, y deberían ser los principales promotores de la dignidad humana”, sentenció.
Adalberto Martínez instó a todos los paraguayos, y especialmente a los católicos, a no “hipotecar el futuro del país por prebendas” y a ejercer el derecho al voto durante las próximas elecciones que se desarrollarán el 18 de diciembre próximo, así como en abril de 2023. “Los católicos son mayoría entre los electores, deben participar y no quedarse en casa para que después nos gobiernen la corrupción y la impunidad”, concluyó.