04 may. 2025

Nuevo año con mismos vicios e irresponsabilidades

Susana Oviedo – soviedo@uhora.com.py

 imágenes de gente agolpada en arroyos y balnearios.
Foco. El fin de semana se viralizaron imágenes de gente agolpada en arroyos y balnearios.
La sensación de reinicio que inyecta el comienzo de un nuevo año es automática, como suele ocurrir. El problema es que a medida que nos alejamos de las jornadas festivas de fin de año, la realidad recobra el pulso y es tan fácil concluir que solo por un convencionalismo que marca el transcurrir del tiempo y se organiza en un calendario irá a cambiar algo en el país. En el 2021 están intactos los viejos vicios y propensión al mal comportamiento que se denunciaron antes y durante la pandemia.

Esta semana seguimos entonces con el aumento del número de muertes por Covid y los contagiados, como resultado inexorable de un despliegue de conductas irresponsables que se multiplicaron en la temporada de cierre de año e inicio de las vacaciones. Así, pese a las prohibiciones, los balnearios públicos y privados se llenan de gente sin tapaboca, sin medidas de prevención alguna, con la corresponsabilidad de quienes explotan estos sitios y aquellos que concurren a ellos.

Hubo y hay fiestas clandestinas y aglomeración. La gente de Asunción y Central se vuelca a esparcir virus por los pueblos del interior, mientras los gritos de SOS del sector sanitario se oyen cada vez más fuertes advirtiéndonos de que el sistema de salud está al tope, que el personal de blanco está agotado y que hay que quedarse en casa.

Hubo y hay demasiados alcoholizados. Los motociclistas siguen andando sin casco ni chaleco reflectivo. Emergencias Médicas se llena de accidentados, incluyendo los heridos por explosión de petardos, pese a todas las advertencias semanas antes de que concluyera el 2020. El consumismo se exhibe con todos sus rostros, pese al coronavirus, a la incertidumbre económica y a los tiempos difíciles que anuncian para la pospandemia.

Gran parte de la gente se empecina en mantener una “normalidad” cuando esta ya no será lo que fue. Mientras, poblaciones de la región ya empezaron a vacunarse, pero en Paraguay el debate es si las primeras dosis traerá primero el sector público o el privado. La cuestión debería ser preguntarse por qué siempre llegamos rezagados, aún contando con los recursos, como ahora, para estar entre los primeros en obtener las vacunas. ¿Otra vez problemas de gestión?

Entretanto, en algunos locales comerciales ya no ponen siquiera el jabón o, bien, el grifo de agua está averiado. Dejó de ser estricta la medida de regular el ingreso de personas en los supermercados para evitar aglomeración y ni hablemos lo que ocurre en el transporte público.

En el nuevo año no cambiará nada, porque una gran mayoría de las personas no tomaron conciencia de la necesidad de cambiar desde que el Covid-19 se volvió un problema planetario. Y aunque frente a él suene tan obvio que para seguir cuidando a los demás, debemos cuidar de nosotros mismos, esto se practica muy poco. En parte, por el relajamiento por parte de las instituciones que deberían realizar los controles.

Los gobiernos departamentales y locales son fundamentales para ayudar a mitigar la pandemia reforzando en sus respectivas poblaciones las campañas de prevención y concienciación y ejerciendo una vigilancia permanente para que se cumplan las restricciones dictadas por las autoridades sanitarias. Pero no lo están haciendo, justo cuando más se necesita estar en guardia. Hace mucha falta reforzar y mantener una campaña educativa, porque a juzgar por lo que se ve en muchas partes, lo poco que se hizo en este sentido no prendió en la conciencia ciudadana.

Por eso hay gente compartiendo el tereré, yendo sin tapaboca, o que se molesta cuando se le llama la atención por su actitud irresponsable.

No se crea conciencia ciudadana con decretos para anunciar las medidas preventivas y de mitigación. Las personas que no tomaron nota sobre la pandemia durante los últimos 9 meses no cambiarán de hábitos por arte de magia solo porque comenzó un nuevo año.

Menos aún cuando se percatan de que las autoridades son las que con su inacción permiten una total laxitud.