El libro Ave María, escrito en forma de entrevista, como el que ya hizo con Marco Pozza sobre la oración del Padre Nuestro, será publicado este martes y el diario Corriere della Sera publicó hoy algunos extractos donde habla de la Virgen como “una chica normal”,
“María es la normalidad, es una mujer que cualquier mujer de este mundo puede decir poder imitar. Nada de cosas raras en la vida, una madre normal. También en su matrimonio virginal, casto en ese marco de la virginidad, María fue normal. Trabajaba, iba a hacer las compras, ayudaba al hijo, ayudaba al marido: normal”, escribe el Papa.
En este libro, Francisco también se refiere a la historia de su país cuando habla del sufrimiento de las madres de los desaparecidos durante la dictadura en Argentina, que fundaron la asociación de las “Madres de Plaza de Mayo”.
“A una mamá que ha sufrido lo que han sufrido las mamás de la Plaza de Mayo yo permito todo. Puede decir todo, porque es imposible comprender el dolor de una mamá”, responde el Papa en su libro.
Y continúa: “Alguna me dijo: ‘Quisiera ver por lo menos el cuerpo, los huesos de mi hija, saber en dónde fue sepultada” (...) Existe una memoria que yo llamo ‘memoria materna’, algo físico, una memoria de carne y hueso. También esta memoria puede explicar la angustia”.
El Papa explica que muchas decían: "¿Dónde estaba la Iglesia en ese momento, por qué no nos defendió?” y el Pontífice argentino revela que entonces se queda callado y las “acompaña”.
“La desesperación de las mamás de la Plaza de Mayo es terrible. No podemos hacer nada más que acompañarlas y respetar su dolor, tomarlas de la mano, pero es difícil”, añade el Pontífice nacido en Buenos Aires.
Francisco también escribe que la soledad de María hace pensar “en las mujeres solas que sacan adelante su casa, que educan solas a los hijos” y que “aunque luego María tiene a José y la familia; pero al comienzo es el diálogo entre Dios y una mujer sola. Sola en el momento de la anunciación y sola en el momento de la muerte del hijo”.
En otro extracto, el Papa explica que “María no puede ser la mamá de los corruptos, porque los corruptos venden a la mamá, venden la pertenencia a una familia, a un pueblo. Solo buscan el propio beneficio, sea económico, intelectual, político o de cualquier tipo”.