Los últimos datos del Ministerio de Salud hablan de 977 contagiados, lo que eleva a 22.476 los casos confirmados, con 715 decesos y una curva que muestra un marcado ascenso de positivos desde hace días en este país, de unos once millones habitantes.
La situación es especialmente preocupante en la región de Santa Cruz, la mayor y más poblada de Bolivia, con algo más de tres millones de habitantes, que concentra la mayoría de casos, 13.539, y de fallecimientos, 319.
También preocupa la situación en la amazónica Beni, con 3.773 contagios y 171 defunciones, pese a tener una población de apenas medio millón de habitantes con una densidad de menos de dos personas por kilómetro cuadrado, pero su sistema sanitario se vio saturado, tuvo que declararse el estado de desastre en la región y recibir apoyo de personal y recursos sanitarios del resto del país.
Las regiones de los valles y la Amazonía concentran la mayoría de casos, que son menos en la parte andina del país, a mayor altura, con ciudades incluso a 4.000 metros, como El Alto o Potosí.
Las regiones y municipios bolivianos tienen la posibilidad desde el 1 de junio de flexibilizar las medidas de cuarentena estricta decretadas por el Gobierno nacional desde el 22 de marzo.
Ciudades como La Paz, sede del Ejecutivo y el Legislativo bolivianos, tienen previsto volver la próxima semana a restricciones en lo referente a las salidas de casa y la circulación de vehículos después de haberlas levantado parcialmente, ante el aumento de contagios.
El Gobierno interino de Jeanine Áñez asegura que su prioridad es combatir la pandemia y reactivar la economía tras casi tres meses sin apenas actividad, mientras reprocha al Parlamento, con mayoría del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, de tener paralizados fondos por unos 1.700 millones de dólares que en buena medida son para mejorar el sistema sanitario.
El MAS y otros sectores denuncian que las multimillonarias donaciones y créditos de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial no se ve que en la práctica estén suponiendo esa mejora, con enfermos que fallecen a las puertas de los hospitales o en sus casas tras peregrinar sin ser atendidos en centros de salud saturados.
Además, en algunos casos los familiares de los fallecidos no encuentran un cementerio que quiera acogerlos o se excavan con carácter urgente fosas en camposantos en ciudades como Santa Cruz o Trinidad.