05 abr. 2025

Nuevos horizontes

La educación es siempre la mayor y mejor contribución al desarrollo humano y la construcción del futuro. Cuando los tiempos se aceleran y los cambios son constantes y vertiginosos, el desarrollo humano, su adaptación a los cambios, y la capacitación para el futuro, se convierten en desafíos exigentes y apremiantes.

Los principales factores que provocan los cambios en nuestro tiempo son suficientemente conocidos, pero su impacto en las culturas, en las sociedades, en las familias y en las personas, su trabajo, sus costumbres y hasta en sus modos de pensar y de ser, todavía no han sido investigados.

El dinamismo y la multiplicación de las globalizaciones es un factor determinante

A mediados del siglo pasado fue Marshall Mcluhan el primer analista en observar y acuñar la teoría de que el mundo se está convirtiendo en una Aldea Global. En 1954 la justificó en su interesante libro Comprendiendo los Medios de Comunicación: Las extensiones del hombre .

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Las globalizaciones han desencadenado otro factor; el nomadismo moderno, los masivos movimientos migratorios y la breve y generalizada versión nómada del turismo.

Con las tecnologías de la informática se generalizó la comunicación y la información, superando las coordenadas de tiempo y espacio y derivadamente las limitaciones de la presencia física y la ausencia, pudiendo estar simultáneamente en varios sitios y a miles de kilómetros.

La robótica y las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial, los descubrimientos científicos, al mismo tiempo que potencian a los humanos, nos excluyen de nuestro trayecto acostumbrado y van configurando un nuevo modo de vivir y de ser. Los especialistas ya crearon una nueva rama de la antropología, la antropología tecnológica. Evidentemente, tenemos por delante nuevos horizontes.

En este contexto de cambios acelerados y trascendentes, los padres de familia y los educadores profesionales están natural, social y moralmente comprometidos y obligados a asumir su responsabilidad ineludible de ser verdaderos educadores de hijos y educandos del siglo XXI.

Los cambios, además de ser acelerados y trascendentes, son sorpresivos y radicales, y nos encuentran a la mayoría desarmados y sin competencias para afrontarlos.

La situación es crítica a nivel histórico y universal, pero especialmente desafiante para los países poco y subdesarrollados e inevitablemente gravitante en el ámbito de la educación.

La educación está sustancialmente afectada y desafiada no solo en sus herramientas, metodologías y didácticas, sino en todo su quehacer, desde la base de sus ciencias auxiliares, como la antropología, sociología, filosofía, y psicología los diseños curriculares, que ya deben ser interdisciplinarios y tratados por áreas, con reajustes correspondientes en los objetivos terminales, en el sistema de evaluaciones y el perfil integral de los egresados.

Lo que significa, para nosotros, una revolución del sistema educativo vigente y de las políticas de Estado y de Gobierno sobre educación.

Si ”la sociedad y, en particular, las familias, las municipalidades y el Estado”, responsables de la educación (Art. 75 CN) seguimos estancados en el sistema y los procesos educativos del siglo pasado, como si no hubiera cambios constantes y acelerados, el futuro próximo de los niños, adolescentes y jóvenes de hoy y consecuentemente de la nación entera será dramático.

No hace falta ser profeta. Los expertos internacionales nos han dicho que nuestra educación no sirve ni para el presente, lógicamente menos sirve para el desafiante y exigente futuro.

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