La prédica fue realizada por el monseñor Mario Melanio Medina, obispo emérito de Misiones.
En una parte de su homilía, monseñor Medina recordó que Paraguay cuenta con tres hidroeléctricas, de las cuales dos están entre las más grandes a nivel continental y también global.
Recordó que en una reunión de la asamblea de obispos con el presidente de la República, Santiago Peña, este les había dicho que combatiría la pobreza. “Entonces, le pregunté que si se va a combatir la pobreza, que reivindiquemos el presupuesto para los indígenas, para el Indi”.
Desde el púlpito y haciéndose eco de la Pastoral Social y otras instancias que trabajan con los pueblos originarios, solicitan que el Indi sea elevado a la categoría de ministerio para contar con más recursos. Sumó otro pedido desde su homilía: Que el Indert funcione como corresponde. Actualmente, dijo, no sirve para quienes acuden a dicha institución.
Criticó que para cuestiones urgentes y necesarias del Estado no dispone de fondos, pero para otras cosas se despilfarran. “En Yacyretá, hay gente que figura como asesor jurídico ganando más de G. 100 millones al mes. No tenemos plata para educación, tampoco para el Indert ni el Indi”.
Ecología. Durante su homilía, el religioso de la Diócesis de Misiones mencionó el cambio climático, sus efectos y consecuencias.
Recordó que el papa Francisco, en el Laudato si, ya había señalado que el cambio climático es un problema a un nivel global. Ello repercute a dimensiones sociales, económicas, distributivas y también a un nivel político.
“El Sumo Pontífice ha dicho que no se puede dejar de reconocer que la destrucción ecológica, como consecuencia de la corrupción, debe plantearse socialmente”.
Medina apuntó además a los que considera responsables de esta catástrofe ambiental, impulsados por el deseo irrefrenable de la acumulación. “¿Quiénes son los que causan esta catástrofe ecológica? Los poderosos, los llamados empresarios, exportadores, terratenientes, agroexportadores. Por supuesto, hay excepciones valiosas”.
La codicia, la acumulación sin límites y las ganas de tener más y más tienen como consecuencia esta situación, dejó entrever.
Instó a los feligreses a tener conciencia sobre los problemas que afectan al país. Sin embargo, recordó que los paraguayos tienen una actitud de resignación a lo que ocurre, que debe cambiarse.
Eso no puede ser, agregó, y recordó que una semilla puede germinar y crecer. “Esto constituye un gravísimo pecado, el atropello contra la creación, contra Dios”, dijo al referirse a la depredación del medioambiente.
“Es un crimen contra la vida. La Doctrina Social de la Iglesia afirma enfáticamente que una ofensa a la creatura, al Creador”, expresó.
También recordó la negociación del Anexo C. Criticó a las autoridades que no informan si existen avances en las negociaciones.