El obispo del Vicariato Apostólico del Chaco, Gabriel Escobar, recordó en la misa de Caacupé de este domingo a los paraguayos y paraguayas que tuvieron que dejar sus hogares y salir del país en busca de una vida mejor.
También señaló que es primordial ir trabajando ciertos aspectos para dar seguridad a los paraguayos que migraron y a los extranjeros que buscan mejores oportunidades en el país.
“Quisiera reflexionar sobre algunas realidades que nos toca muy hondo como comunidad. Paraguay es un país bendecido por sus hijos que buscan lo mejor para su presente y futuro“, expresó y sostuvo que toda persona tiene derecho a vivir con dignidad en su propia tierra y tener acceso a oportunidades de desarrollo.
En ese sentido, señaló que todos esos derechos deberían ser garantizados efectivamente por las naciones de origen mediante un ejercicio real de corresponsabilidad por parte de la comunidad internacional.
“Qué tristeza sería que los inmigrantes sean importantes para nosotros, pero para las autoridades solo sean importantes las remesas que hacen entrar al país”, reprochó el obispo.
Las remesas familiares que ingresaron al país representaron un monto de USD 41 millones en el mes de enero pasado, según las estadísticas del Banco Central del Paraguay (BCP).
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Conforme a las estadísticas oficiales, la mayor cantidad de las remesas provienen de España, con un monto de más de USD 25 millones y una participación del 60% sobre el total remesado por los compatriotas en el arranque de este 2023.
“Si esas remesas pudieran hablar por sí solas, cuánto sacrificio de nuestros compatriotas, cuántas noches sin dormir, cuántas incomprensiones, cuántos rechazos, cuánto sacrificio y bullying en ese país donde se encuentra”, prosiguió y preguntó a las instituciones públicas qué son capaces de dar a sus compatriotas.
Por último, pidió que los migrantes paraguayos y extranjeros sean tratados bien por las instituciones, que deben brindar un servicio pronto, transparente y donde el respeto a la persona humana sea algo primordial y que no se aprovechen de su vulnerabilidad por estar lejos de su país.
“Es un compromiso urgente de todo cristiano de acoger, proteger y promover a cada migrante que llegue a nuestra patria, porque así también quisiéramos que nuestros compatriotas sean tratados”, concluyó.