El obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, comenzó su homilía de este domingo reflexionando sobre el significado de effeta, que es una palabra aramea, la lengua hablada por Jesús, que significa “ábrete”.
“Ya la primitiva Iglesia había entendido que esta palabra no se refiere solo a la sordera física, sino a la sordera espiritual nuestra y por eso esta palabra entró muy pronto en el ritual del bautismo”, manifestó.
Valenzuela explicó que en el sacramento del bautismo el sacerdote toca los oídos y los labios del niño diciendo effeta. “El sacerdote está diciendo ‘ábrete a la palabra de Dios, a la fe, a la alabanza y a la vida’”, prosiguió.
En ese sentido, indicó que hay personas “que tienen orejas y no oyen, tienen ojos y no ven”.
“Effeta, ábrete, es un grito dirigido a todo hombre y no solo al sordo, sino a todo el hombre, es una invitación a no encerrarse en sí mismo y a no ser insensible a las necesidades de los demás”, subrayó e indicó que también “es una invitación a escuchar la palabra de Dios”.
Al respecto, consideró que “a veces, es bueno cerrar los oídos del cuerpo para abrir mejor los oídos del alma”.
“San Ignacio de Antioquía decía que debemos ser sordos cuando alguien habla mal de Jesucristo y nosotros podemos agregar: Sean sordos cuando alguien les habla mal del prójimo, sean sordos cuando alguien intenta corromper con promesas de ganancias deshonestas, sean sordos cuando les proponen cosas obscenas”, se explayó.
Lea más: Obispo resalta los gestos de amor, le preocupa la adicción y advierte sobre la soberbia
Además, aconsejó “ser sordos cuando uno nos ofende o habla mal de nosotros” e instó a tener cuidado con las palabras que salen de nuestra boca.
“Hagámonos sordos para oír mejor. En el mundo en el que vivimos esto está llegando a ser casi una necesidad fisiológica, si no queremos ahogarnos en el exceso del bullicio y las palabras inútiles, desalentadoras, amargas y humillantes”, recomendó.
Incluso señaló que entre las formas de contaminación ambiental se incluye la contaminación sonora.