En la explanada de la Basílica de Caacupé llamaba la atención una bandera paraguaya con el mensaje “Basta de violencia en el fútbol”, firmado por el Club Deportivo Santa Lucía, de la ciudad de J. Augusto Saldívar.
Era en alusión a la gresca ocurrida hace una semana en un partido juvenil, donde murió el adolescente Ismael Domínguez, de 15 años, como consecuencia de una golpiza.
El obispo de la Diócesis de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, lo recordó en la misa dominical con un pedido de cese de la violencia.
“Que nunca más suceda lo que sucedió el domingo pasado. En una cancha de fútbol, en donde por primera vez un jovencito de 15 años entró con tanto entusiasmo y todo el deseo de llegar a ser alguna vez un crack, pero, lastimosamente, el mal siempre está de por medio, la violencia, la intolerancia, así fue por primera vez y nunca más volvió a su casa”, lamentó.
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La semana pasada el joven participó por primera vez en el campeonato de la Federación Paraguaya de Escuelas de Fútbol (Fepefu) con su club Nacional de San Bernardino en un encuentro contra Boquerón FBC, realizado en el barrio San Pablo de Asunción.
“Nos apena tremendamente este hecho. Que nunca más suceda esto, ni hoy, ni mañana ni nunca más. Por Ismael entonces nuestra oración, y sus padres”, agregó el sacerdote.
Asimismo, Valenzuela se dirigió a los jóvenes que celebraron su día el sábado y les comentó que es una generación en la que está depositada la confianza para recuperar los valores de la sociedad paraguaya de forma “urgente”. Se refirió a la bondad, el afecto, la mansedumbre, el cariño, amor, la honradez y la honestidad, entre otros.
Más del caso
Desde los 5 años Ismael demostró su pasión por el fútbol y en una canchita improvisada jugaba con sus otros hermanos en Altos, Cordillera. Soñaba con jugar en Cerro Porteño y en el Paris Saint-Germain (PSG).
Por su asesinato está imputado Jesús Gabriel Roa (20), alias Kapeluki, junto a otros tres adolescentes, uno de ellos de 14 años y dos de 15 años de edad.
Kapeluki se expone a una pena de 30 años de cárcel, mientras que los otros jóvenes podrían recibir condenas de hasta 8 años.
A raíz de este caso, la Confederación de Escuelas de Fútbol del Paraguay y las federaciones afiliadas suspendieron sus competencias programadas.