Bajo el lema “Producir frutos en la sociedad”, la homilía de monseñor Lucio Alfert, obispo del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, hizo un llamado a los jóvenes indígenas instándolos a no abandonar su familia y su comunidad.
Lamentó las profundas desigualdades sociales que rigen en Paraguay y el desarraigo de los pueblos indígenas a raíz del despojo de sus tierras. Asimismo, recordó a las familias afectadas por la crecida del río Paraguay y criticó la falta de una solución definitiva.
"¿Cómo justificamos que indígenas son explotados y expulsados de sus territorios ancestrales perdiendo su hábitat y su hogar? Quizás no tiene siempre el título en papel, pero son poseedores ancestrales de sus tierras”, expresó el religioso.
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En ese sentido, consideró necesaria que las mismas autoridades se vean obligadas a ceder tierras a los pueblos originarios y no venderlas a empresarios sojeros. Criticó la forma en la que dejan vivir a muchos nativos, tirados en veredas y siendo repudiados por la ciudadanía.
“Hay muchas comunidades destruidas por empresarios inescrupulosos. Los grandes monocultivos crean grandes desiertos poblacionales. ¿Cuándo le vamos a hacer justicia a esta pobre gente?”, cuestionó.
Animó a los jóvenes indígenas a mantener su vida comunitaria y fortalecer las organizaciones étnicas para revitalizar sus más nobles costumbres, para de esa forma dar pie a que la sociedad conozca la verdadera paz.
“Exijo a las autoridades defender los derechos de los pueblos originarios y a toda la sociedad, que los valoren y respeten. También pido a los medios de comunicación que analicen la verdadera realidad de los indígenas y que no obedezcan a intereses empresariales”, continuó.
Finalmente, instó a la ciudadanía en general a oponerse a la mentira, los actos de corrupción, la violencia y abocar sus fuerzas a la ayuda mutua.