En tal sentido, propone algunos criterios morales para decidir “en tiempos donde vale más la opinión que la verdad”. Para ello, plantea formularse preguntas. Entre otras: ¿Al adherir o apoyar esta postura, este pensamiento, esta tendencia, esta costumbre, esta ley o proyecto, me obliga en forma evidente y taxativa a cometer actos inmorales?
“¿Tengo dudas al respecto y es la duda razón suficiente para oponerme, sin evidencias concretas?
¿Se vulneran o impiden derechos fundamentales de forma que constituye efectivamente una violación del marco jurídico, de principios y valores fundamentales?
¿Se introduce una injusticia en la sociedad? ¿Incurro en negligencia?
¿Se introduce sea de facto o de forma subrepticia (solapada) un mal que solamente puede ser evitado rechazándolo? ¿Tengo certeza moral que la opción que tomo es la correcta?
¿Estoy condicionado por alguna influencia o temor social, religioso o político al momento de decidir? ¿Puedo argumentar desconocimiento para no decidir? ¿Estoy correctamente informado o solamente me guío por opiniones de otros? La ignorancia puede disminuir el grado de culpa, pero no la responsabilidad como tal, respecto del tema moral a decidir. ¿Son los medios que uso para alcanzar o promover el bien que aspiro, igualmente buenos?
¿Busco sinceramente el bien al tomar esta decisión o tengo intenciones asociadas que me importan más que el aparente bien pretendido?”.
“Pensar estas preguntas, interrogarnos a nosotros mismos, es uno de los actos más valiosos de la conducta humana y cristiana, pues buscan la decisión libre y fundamentada ante la responsabilidad por el bien”, indicó.
“Cualquier consecuencia que surja de esto, tiene sentido, incluso si genera rechazo de grupos que piensan distinto o si conlleva una carga o desventaja personal”, destaca.
El obispo advierte que vivimos tiempos de fake news y de “teorías conspirativas a la carta”. Las inseguridades exacerban posiciones de confrontación social, religiosa y política.
Los liderazgos de tinte mesiánico y las reacciones anárquicas estimulan nacionalismos y utopías de tiempos pasados.
En estos tiempos de teorías conspirativas y fanatismos, lo que importa es que seamos responsables.
Francisco Javier Pistilli,
obispo de Encarnación.