El obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, durante la homilía del quinto y último domingo de Cuaresma, habló sobre lo que uno debe meditar antes de cruzar la Puerta Santa y, en ese contexto, recordó cómo eran los paraguayos hace unos 50 años atrás.
“Hace unos 50 años atrás, los ciudadanos paraguayos se caracterizaban mucho por ser personas tan hospitalarias y también muy honestas. Incluso cuando uno iba a la cancha y quería chipa, pero estaba sentado arriba, desde abajo el chipero envolvía la chipa y llegaba (de mano en mano) hasta allá arriba y, desde ese lugar, venía la platita y llevaba entero, no se perdía un solo guaraní”, ejemplificó.
Seguidamente, el obispo reflexionó que “ese era el paraguayo de aquel tiempo” y realizó un repaso de lo que es la honestidad, mencionando que se trata de una virtud que uno debe de reconquistar.
“La honestidad es la cualidad que tiene una persona que no engaña al otro y que dice la verdad. Ser honesto significa actuar con sinceridad y mostrar respeto hacia los demás y hacia uno mismo”, enfatizó.
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Además, mencionó que las personas honestas reúnen un conjunto de atributos como la honradez, la decencia, la justicia, la prudencia y la franqueza. “¡Qué lindo!, queridos hermanos”, exclamó.
Siguió indicando que la honestidad “es lo que resulta justo, por encima del propio beneficio, y esto nos lleva a mejorar la convivencia en sociedad”.
“Qué lindo es encontrar verdaderamente personas que sean así (honestas), necesitamos hoy más que nunca en este tiempo muy muy difícil, en donde todos sufrimos la sombra de la desconfianza. Pidamos al Señor que nos ayude y volvamos a recuperar aquellas virtudes y atributos que tanto se nos destacaron en otras épocas”, deseó.
Durante su homilía, afirmó que es importante poner en práctica este valor en todos los aspectos de la vida comunitaria, ya sea en la escuela, en el trabajo, en los comercios, en el hogar y “cuanto más en la calle”.
Consideró que al hacerlo se construye una comunidad más justa para todos, basada en la confianza y el respeto, lo cual ayuda a disminuir mucho y a encontrar caminos de solución a los conflictos.
Advirtió que una persona deshonesta suele utilizar la mentira, el robo, el engaño, la falsedad o el fingimiento, por lo general, para el beneficio propio.