El obispo señaló que las cifras de desapariciones de menores, difundidas por la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (CDIA) son ‘‘un reflejo de la violencia que afecta a nuestras comunidades, desde el maltrato doméstico hasta los casos de alarmantes de desapariciones de menores’’, dijo el prelado en su prédica que tuvo como tema La paz, la justicia y la comunión como signos de la esperanza.
Ante los desafíos graves como las desapariciones, la paz es más que la ausencia de conflicto; es una tarea permanente. ‘‘Tenemos necesidad de paz, con uno mismo y con los demás, paz en la familia, en el ámbito social y político’’.
También se refirió la necesidad de justicia, reparación y “un compromiso real para proteger a los más vulnerables”. Recordó el llamado del Cardenal Adalberto Martínez en 2022 para encontrar a los niños desaparecidos y apoyar a las familias afectadas. ‘‘Estas situaciones nos interpelan para fomentar una cultura del buen trato y una cultura del cuidado, promoviendo la paz a través de la justicia’’.
Vulnerables. El líder religioso denunció también otras formas de injusticia que ‘‘claman al cielo’’, laceran a la sociedad paraguaya, como exclusión, el abuso de poder que lleva a abusos sexuales, y espirituales ocasionando daños irreparables y sufrimientos indecibles. ‘‘La corrupción, que excluye a los más pobres, y la indiferencia hacia los derechos de los pueblos indígenas, quienes viven en condiciones de extrema pobreza, que son heridas profundas en nuestra sociedad’’.
Asimismo, destacó que la paz no puede separarse de la justicia, que la paz no es solo un ideal espiritual, es un compromiso concreto con la verdad, la equidad y el respeto por la dignidad humana.
Robledo también puso énfasis en la importancia de la comunión como signo de esperanza. Inspirado por la experiencia sinodal y el llamado del papa Francisco en la preparación del Jubileo 2025, recordó que la Iglesia está llamada a ser un espacio de encuentro y fraternidad. “La comunión nos enseña a caminar juntos, a construir puentes en lugar de muros y a ser testigos del amor de Dios en el mundo”, expresó.
Esperanza. El obispo celebró iniciativas de laicos y jóvenes que demostraron el poder transformador de la comunión. Mencionó, entre otras, las marchas en defensa de la familia y la vida, los proyectos para limpiar cauces de arroyos y las acciones solidarias en favor de los más vulnerables. “Son estos gestos los que nos muestran que la esperanza no está perdida’’.
Recordó que Jesús nos llama a ser sembradores de esperanza, trabajando por la paz, la justicia y la comunión. ‘‘Pongamos nuestra fe en acción y que la Virgen de los Milagros de Caacupé nos acompañará en este camino’’.