Vecinos de la calle Sol Naciente, entre Ramos Alfaro y Torokay, de Luque, denuncian que obras atribuidas al centro comercial Plaza Madero provocan polución ambiental y sonora en la zona.
La construcción, que lleva varios años, provoca daños materiales y expone al peligro a pobladores del barrio con la circulación de camiones pesados y maquinaria en una zona escolar y residencial.
Las obras, que no cuentan con la cartelería de identificación correspondiente, generan daños materiales y malestar entre los vecinos de la cuadra afectada.
“No sabemos qué es lo que se está haciendo en este lugar. Al principio dijeron que aplicarían la buena vecindad. Sin embargo, fue solo de palabra porque cada vez respetan menos la dignidad de los pobladores que hace décadas vivimos en este lugar”, expresó una de las vecinas afectadas.
La obra genera vibraciones en la zona y deslizamientos de terreno, al igual que daños estructurales a residencias ubicadas en las inmediaciones de la obra.
Pablo Espinoza, identificado como responsable de la obra, dijo que no tiene conocimiento de denuncia alguna y que cuentan con todos los permisos municipales y ambientales para realizar la obra. Asimismo, señaló que las dudas y denuncias deben ser dirigidas al departamento legal de la constructora.
Vecinos señalaron que en un principio, cuando hicieron los reclamos iniciales por la circulación de camiones pesados, como tractores, aplanadoras, camiones cementeros y de otro tipo, algunos incluso a gran velocidad, en una calle en parte de tierra y en otra empedrada y en zona escolar, los encargados de la obra señalaron que recibieron el permiso de la Municipalidad de Luque.
Los responsables de la obra señalaron que el permiso les permite circular en la calle Sol Naciente, ante una prohibición de hacerlo sobre otra adyacente porque “ahí vive el hijo de Calé (Galaverna) y un funcionario de la Embajada de Taiwán”.
“En esta cuadra hay una escuela y no respetan ni siquiera la hora de entrada ni de salida. Hay veces que pasan los tractoristas chateando en su celular sin mirar su camino”, agregó la vecina.
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Otro vecino se quejó que, por consecuencia de los trabajos, los restos de pintura que utilizan en las obras terminan adheridos a los automóviles de los pobladores y provocan reacciones alérgicas en algunas personas.
Igualmente, vecinos lamentaron que además de la polución ambiental y sonora, los obreros ni siquiera respetan el horario de descanso, ya que los ruidos molestos y temblores de suelo se extienden durante la noche y madrugada, incluso los domingos.
Asimismo, debido a la construcción, una parte de la cuadra se convirtió en una especie de vertedero que expone a los vecinos al peligro de alimañas y se ubica como un posible criadero de dengue.