25 mar. 2025

Odisea del espacio 24/25

Habían ido a una misión por una semana, pero terminaron más de nueve meses varados en el mismo lugar. Dicen estar felices por haber pasado más tiempo en ese sitio, en una aventura a gravedad cero, donde las articulaciones no duelen a pesar de la edad, pero el hecho de estar tantos días por allí les acarrea consecuencias inevitables, con dificultades visuales, óseas, dermatológicas y quién sabe qué otras. Sin embargo, nada de la imprevista estadía espacial cuenta como horas extras.

Están haciendo estudios para determinar con precisión cuáles son los efectos en el cuerpo humano para estancias tan largas en el espacio, más aún considerando que la intención es ir más allá en el Sistema Solar, con un viaje que se estima en aproximadamente 1.100 días de ida y vuelta hasta Marte.

Claro, este mundo pues no da para más también, si bien la investigación es crucial para la humanidad. Así, la cooperación en misiones espaciales es envidiable, ahí no importa la nacionalidad y todos trabajan juntos por el objetivo. Aquí nos estamos matando por pedazos de tierra, por zonas de poder, por áreas de influencia, nos exterminamos de hambre porque los recursos no son distribuidos correctamente.

Además, la ciencia atraviesa una crisis a nivel mundial, con negacionistas del cambio climático, por ejemplo. Por estos lares hay quienes parecen vivir más en las nubes que en la tierra, sin darse cuenta de los problemas reales.

Haku la yvy. Apelamos al malabarismo para alcanzar fin de mes, con desafíos a las matemáticas para que los números den resultados porque hay que comer, hay que vestirse, hay que tener salud, educación y seguridad. Los administradores del Estado prefieren estar pagando cuatro o cinco veces más por pupitres chinos en lugar de buscar la austeridad que convenga a todos. El bien común es ultrajado, el dinero de todos se lo reparten asquerosamente. No les tiembla el pulso para delinquir. ¡Ay, no!, pero cuando el negocio se les descubre nadie puede hacer nada ñandeko que por la binacionalidad. Y si alguien intenta compras económicas ahí les vamos a ver para impedirlo.

Hendy kavaju resa. Habrá manifestaciones, pero también están saboteándolas desde un principio, porque no quieren que las verdades se escuchen en las calles. Ellos están mejor, pero nosotros peor, en medio de casi nula inflación gua’u, aunque no nos sobre para casi nada. La salud macroeconómica no llega al bolsillo, sirve para sus viajes de placer (en busca de inversiones, dicen), para que sigan siendo turistas espaciales, con gastos siderales que son un sinsentido. No hacen dos años de esta administración, y ya parece eterno. El presi está más para alentar a la albirró, figureando, ¡marioneta si las hay!, en lo único que da un poco de alegría a alguna gente, aunque no signifique más que una ilusión.

“No hay mal que dure cien años”, asevera la frase. Entonces ko nos faltan todavía unos cuantos, porque ellos van por más de setenta hina rapiñando lo que pueden, manipulando la Justicia a su antojo, despojando del pan a las mesas paraguayas y haciendo ñembo caridad con la plata pública al mismo tiempo, pero para las redes sociales, para la foto nomás, popindápe. La cólera del Pelida no hubiera tolerado esto, Ulises tampoco.

Andamos con la cabeza gacha, porque también queremos vivir, o sobrevivir. Creemos que no vale la pena arriesgarse demasiado, como lo hacen los astronautas. No hay garantías. Estamos consumidos en el individualismo extremo, con la solidaridad escaseando en todas partes. Escuchamos letanías sobre los reclamos en las iglesias, en las redes sociales, en las casas, pero no llegan hasta las manifestaciones populares, porque es más importante pagar una entrada para llenar un estadio cuando juega la Selección que ir a exigir nuestros derechos, conculcados más de la cuenta. Así la mala odisea va a continuar, los problemas se van a multiplicar. Es demasiado grave, porque las personas mueren de a poco por tanta irresponsabilidad. No hay victoria entonces, aunque ya sea la hora de ganar, aunque nos vayamos al mundial, eso no alcanza, aunque parezca que sí.

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