Visita nuestro país en el marco de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) y entre las actividades paralelas, le tocó observar cómo se organizan los antiderechos, pero sobre todo ser testigo del movimiento de las mujeres organizadas que reclaman la igualdad de género como el camino para eliminar todo tipo de violencia y ejercer todos los derechos que históricamente fueron postergados.
Alrededor de 60 organizaciones fueron representadas en la Asamblea de Mujeres que se realizó el martes para discutir un posicionamiento y demandas para la OEA, que orienta los compromisos que asumen los países miembros, lo que a su vez debe traducirse en políticas públicas en cada territorio.
Ante la avanzada de los antiderechos que se nutren y reproducen la desinformación para tergiversar y confundir a las masas, la articulación entre organizaciones de mujeres en todas sus diversidades que luchan por la igualdad se fue fortaleciendo en los últimos días.
El sector que reduce la vida humana a una mirada biologicista, que niega la diversidad y cuya meta es eliminar el género como categoría de análisis, rechaza todos los proyectos de declaraciones que discute la OEA sobre la paridad en las elecciones, la prevención de la discriminación y violencia hacia personas LGTBIQ+, entre otros derechos básicos para una vida plena.
No tiene ningún objetivo claro que mejore la calidad de vida de las personas, su única meta es una regresión en materia de derechos y para intentar apartar cualquier interpelación internacional evoca a la “soberanía”. Tienen el apoyo de la Iglesia y claramente de la clase política que utiliza la campaña “provida y profamilia” con fines electorales.
Por otro lado, conscientes de las históricas luchas sociales, las defensoras de derechos humanos no dejaron pasar un evento de esta magnitud. Se reunieron y protestaron bajo la consigna OEA, Kuñanguéra roma’ê penderehe, recordando todas las barreras y atropellos del Estado que impiden el desarrollo de las mujeres en Paraguay.
Desde un enfoque interseccional, se discutieron las necesidades específicas de las mujeres indígenas, campesinas, trans y con discapacidad, que viven bajo múltiples opresiones y que se agudizan con la violencia institucional.
En un manifiesto, exigieron a Paraguay y a los demás Estados miembros de la OEA aprobar y defender la igualdad de género para garantizar la vida digna y libre de todo tipo de violencias.
Entre algunas medidas específicas, reclaman a las autoridades paraguayas la derogación de Resolución Nº 29664, conocida como Resolución Riera, que prohíbe la difusión de materiales educativos que contemplen el concepto de género en todas las escuelas y colegios públicos, defendiendo así un sistema educativo patriarcal sin aportes a los cambios sociales urgentes.
En la misma línea piden eliminar la Ley N° 6830 Riera-Zavala, que criminaliza las ocupaciones campesinas cuando los latifundistas herederos de la dictadura explotan impunemente tierras malhabidas.
Al Congreso demandan la ratificación del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la eliminación de la violencia y el acoso.
En Paraguay la violencia hacia las mujeres en el espacio laboral es tan extrema que los jefes abusan de las trabajadoras como el caso de las comunicadoras de Canal 9 o de las funcionarias municipales de Limpio y recientemente de Acahay.
En estos días, veremos cómo escucha la OEA a la sociedad civil y que tanto está permeando la agenda antiderechos en las organizaciones internacionales.