24 dic. 2024

OGM: Mitos y verdades

Guido Rodríguez Alcalá

Los OGM, organismos genéticamente modificados o transgénicos, se pueden consumir con confianza, porque han sido estudiados por las autoridades correspondientes. (Entre los OGM están la soja y el maíz transgénico, muy conocidos en el Paraguay).

¿Cuáles son las autoridades correspondientes?

En los Estados Unidos, la FDA (Food and Drug Aministration, encargada de controlar la seguridad de la comida y los remedios); en la Unión Europea, la EFSA (siglas en inglés), el equivalente de la FDA.

Como el cultivo de los OGM va acompañado de ciertos agroquímicos, podemos agregar que, en los Estados Unidos, el proceso de aprobación puede involucrar a la EPA, la agencia de protección ambiental.

La EPA decidió que el glifosato, inseparable de la soja transgénica, no afectaba a la salud; sin embargo, también dijo lo mismo del DDT, los PCBs y la dioxina, antes de cambiar de parecer.

Pero volvamos a la FDA, que estudia detenidamente cada transgénico antes de permitir su venta.

Bueno, esto es lo que se dice; en realidad, la EPA no estudia nada sino que lee los estudios que les pasan las empresas fabricantes de GMO y dictamina que, según el estudio de tal o cual empresa, tal o cual producto es seguro.

Este es el procedimiento para las comidas (OGM o no) y para los remedios, autorizados por la EPA, en muchos casos prohibidos solo después de haber causado daños irreparables.

Sobre el tema de la seguridad de los OGM, cito a Philips Angell, alto funcionario de Monsanto: “Monsanto no debe garantizar la seguridad de la comida biotécnica [OGM]. Nuestro interés es el de vender tanto como nos sea posible. Garantizar la seguridad [de los OGM] es la tarea de la FDA”. (Ver en internet el artículo del New York Times titulado Playing God in the garden).

¿Y qué dice la FDA? Dice: “En última instancia, es el productor de la comida el responsable de garantizar su seguridad”. Ver en internet Statement of policy: foods derived from new plant variety.

En el mismo sitio de la FDA se dice también que es conveniente que las empresas consulten con la FDA; conveniente no significa obligatorio porque, desde que se pusieron en circulación los OGM, en la década de 1990, se partió de la base de que los OGM eran “sustancialmente idénticos” a los orgánicos.

Supongo que, siendo idénticos, no es posible patentarlos; no siéndolo, debe explicarse la diferencia: una vaca sana es sustancialmente idéntica a una vaca loca, excepto en una vyresa llamada prion.

La consulta no puede ser muy seria. Michael Taylor, abogado de Monsanto, se pasó a la FDA en 1991 y aprobó regulaciones favorables a Monsanto; salió de la FDA, fue vicepresidente de Monsanto en 1998, y volvió triunfalmente a la FDA en el 2010.

No es el único caso de la colusión entre la agencia y la industria. Esta y otras irregularidades se pueden leer gratis en internet en un libro titulado GMO Myths and Truths. Sus autores son Claire Robinson, Michael Antoniou y John Fagan. En el 2014, Fagan estuvo en la UNA, donde impresionó con su conocimiento de la materia.

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