“Por el aumento y la continuidad de los bombardeos, hay pocas probabilidades de restablecer un suministro fiable de energía fuera de las instalaciones de la central atómica”, aseguró el responsable del Organismo Internacional de Energía (OIEA), quien calificó la situación como “completamente inaceptable”.
“Este dramático acontecimiento demuestra la absoluta necesidad de establecer ya una zona de protección de la seguridad nuclear. Es la única manera de garantizar que no nos enfrentemos a un accidente nuclear”, concluye Grossi su comunicado escrito, que viene acompañado por un vídeo mensaje.
“Permítanme ser claro, los bombardeos en torno a la central nuclear de Zaporiyia deben cesar y se debe acordar inmediatamente una zona de protección y seguridad nuclear”, dijo el director en ese mensaje de vídeo.
“Una central nuclear nunca debe ser un instrumento de guerra. Su destino no debe decidirse por medios militares. Las consecuencias de acciones así son demasiado graves. El OIEA está en la central nuclear de Zaporiyia y puede facilitar la implantación de la zona. No hay tiempo que perder”, concluyó.
El OIEA tiene desde el inicio de la semana a dos de sus expertos situados en la planta ucraniana, que informan al organismo sobre lo que sucede allí.
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“La infraestructura eléctrica que alimenta a Enerhodar, donde viven los operadores de la central nuclear y sus familias, ha sido destruida por el bombardeo de la central térmica de la ciudad, lo que ha provocado un apagón total en Enerhodar: no hay agua corriente, ni electricidad, ni alcantarillado”, explicó Grossi.
Como resultado, advierte el director general, “el OIEA entiende que el operador (ucraniano), al no tener ya confianza en el restablecimiento de la energía externa, está considerando cerrar el único reactor que queda en funcionamiento”.
Según el OIEA, la central dependería, en ese caso, por completo de los generadores diésel de emergencia para garantizar las funciones vitales de seguridad y protección nuclear.
Como consecuencia, se agrega en la nota de Grossi, “el operador no podría volver a poner en marcha los reactores a menos que se restablezca de forma fiable la energía fuera del lugar”.
Por otra parte, advierte de que miles de los empleados ucranianos de la planta viven en Energodar.
Las malas condiciones allí hacen que aumente el riesgo de que se vea afectada la disponibilidad del personal esencial para seguir operando la central de forma segura.
“Se trata de una situación insostenible y cada vez más precaria. Enerhodar se ha quedado a oscuras. La central no tiene energía externa. Y hemos visto que una vez que se repara la infraestructura, se vuelve a dañar”, advirtió Grossi.
“Por lo tanto, pido urgentemente el cese inmediato de todos los bombardeos en toda la zona”, exigió.
“Sólo así se podrá garantizar la seguridad del personal operativo y permitir el restablecimiento duradero de la energía en Enerhodar y en la central eléctrica”, aseguró Grossi, quien no identificó a los autores de los bombardeos.
El ejército ruso ocupa desde el 4 de marzo la planta de Zaporiyia, la más grande de Europa, con seis reactores y unos 10.000 empleados, que la operan, y desde hace un meses Ucrania y Rusia se acusan mutuamente de los ataques en torno a la central.